Dado que estas líneas las escribo con varios días de antelación, y que entre mis cualidades no se cuenta la de futurólogo como el famoso Rapel, y ni siquiera me he educado ni en un colegio jesuita ni en el Liceo Francés, como sí hizo el adivino, pues no sé lo que pasará en los próximos días con el asunto ese de las negociaciones que parece que llevan a cabo en Bruselas el gobierno español, en funciones, con el famoso político catalán que se marchó allí, en el maletero de un coche.

Como yo, de política no entiendo, intento llevar los temas a los asuntos de los ciudadanos normales que se buscan la vida diariamente en “la calle”, y me viene a la cabeza una duda: ¿qué pasaría en una empresa si un administrador de la misma que supiera que ya le han comunicado su cese, pero que como es de confianza, le piden que siga en el puesto unos días, mientras se formalizan los trámites para el relevo, se dedicara a hipotecar la empresa en condiciones leoninas que se dice, o a firmar contratos de nuevos empleados con altos sueldos, o a esquilmar las cuentas corrientes firmando cheques con gratificaciones sin justificación?. ¡No quiero ni pensarlo!.

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