L A inmensa mayoría de nuestros pueblos almerienses los identificamos con un nombre de procedencia musulmana; aunque esto es asi, hay que reconocer que antes de los musulmanes dejaron su impronta los pueblos romanos. Los romanos tenían una gran actividad comercial en todo el Mediterráneo, y asi lo atestigua las exportaciones de Lapis-Especularis, un tipo de cristal de yeso; otras muy apreciadas fue la salazón de pescados, realizadas en factorías que se crearon por primera vez en el sur de la Península Ibérica, más concretamente en el trayecto de Cádiz a Carthago Nova (actual Cartagena), donde se dio una abundante exportación. Estas estructuras estaban ubicadas muy cerca de la línea de costa, con una extensión aproximada de unos cuarenta metros y divididas en piletas de argamasa revocadas con cal y arena para proteger su impermeabilidad, separadas por una serie de pasillos que no solo facilitaban su acceso, sino que se usaban como secadero del pescado; este conjunto se complementaba con una pileta de menor tamaño colocada en uno de sus extremos y que estaba destinada a un contenedor de sal o bien a la fabricación del Garum: "Liquamen" mezcla de vísceras y desechos de pescado, como eran Morenas, Caballas (scomber), pero sobre todo Atún que eran dejados en piletas durante cierto tiempo al sol; esta salsa a la que yo llamo "avecren" se ultilizaba para sazonar y aderezar comidas, teniendo, no solamente un alto valor nutritivo, sino también un precio elevado; suponemos que la pesca y la sal, debió realizarse de forma diversa, procediendo estas explotaciones de salinas o marismas saladas, por lo que entendemos que la ubicación de las factorías de salazón estuviesen muy próximas a las líneas costeras, siendo una de las más importantes la de Cerrillos, en la provincia de Almeria, junto con otras marcarían las coordenadas de un conjunto de técnicas que conservarían el pescado después de varios días, provocando un sistema industrial que se desarrolló en todo el Mediterráneo Occidental, donde los salazones era un producto hispánico que gozaba de más aceptación en el Mundo Antiguo; sin embargo, a pesar de su preciada calidad, tenemos que reconocer que el salazón no era muy abundante en Almeria, por lo que deducimos que su producción no estaba dedicada al mercado exterior y si a las necesidades de la Península Ibérica. Por último señalar que en la península de Bretaña (Francia) se han hallado piletas con restos óseos de caballo y de cabra, donde la aparición de restos de mamífero se ha interpretado como una posible utilización de la carne animal, mientras la estación de pescado estuviese cerrada, actitud muy habitual en distintas sociedades para aprovechar los productos por temporada. A lo largo de las líneas de este artículo, las fábricas de salazón comenzarían a funcionar en el siglo uno, y que debieron abandonarse, o disminuir considerablemente hacia el siglo tres de nuestra Era.

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