Nada, oye, ya estamos otra vez. La reforma laboral. La penúltima de ellas, parece. La última sería la que suprimió la posibilidad de despedir por faltas de asistencia aún justificadas. Se le dio un poco de dramatismo al tema, un punto de exageración, un cómo decir ven como he cumplido lo que prometí: derogar los aspectos más lesivos de la reforma laboral. Ahora lo ve uno con cierta nostalgia, eran los tiempos de antes del covid19.

Lo que alarma no es lo de derogar la reforma laboral de aquí al final del estado de alarma. No, alarma es el simplismo de quienes firmaron ese acuerdo ¿Nadie se asesora? A final, parafraseando a Ignatieff, concluyes que los partidos políticos no son sino cajas de resonancia vacía impermeables a la realidad. Porque suponiendo siempre la buena voluntad y la vocación de servicio de nuestros representantes ¿hay alguien que no sepa que las reformas laborales no son, por decirlo así, una norma que dice en esto se hace esto, sino un montón de artículos que modifican partes de otros, en alguna ocasión cambiando una y por una o -lo que supuso cambiar de despido nulo a improcedente,- no crean que es tontería-? Si anulas todo eso solo te queda una estructura normativa laboral llena de agujeros. Y, pásmate, eso se iba a hacer de aquí a finales de junio. Entiendo que solo en los días hábiles para no matarse trabajando.

Por si no fuera poco, se elige el momento. Antes de que acabe el estado de alarma. Casualidades de la vida, justo durante el período de vigencia del decreto ley 18, que posibilita modificar los ERTES y pasarlos de fuerza mayor a circunstancias económicas, productivas, de organización. Los ETOP (quedémonos con el nombre, lo vamos a escuchar mucho) caducan el 30 de junio como los de fuerza mayor. Así, pues, ya se estaban haciendo esos cambios. No por maldad Los empresarios no son, al menos no todos, sádicos que se acuestan pensando en contratar por la mañana y despedir por la tarde. Tienen una lógica, estar preparados para la incertidumbre de los próximos meses ¿Entrará alguien en mi bar? ¿Comprará alguien los zapatos que vendo? Pues ese ha sido el momento elegido para lo que el vicepresidente Iglesias ha dicho que quiere hacer "con total rotundidad" la derogación total de la última reforma laboral. Como se anime deroga también la penúltima, la de Zapatero. En fin, no es el momento de más incertidumbre y, cuando todo pase, habría -digo yo-que llegar a un nuevo Estatuto de los Trabajadores, un poco como del siglo XXI y que dure sin modificaciones un tiempo, tal vez seis meses, no se.

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