Una de las definiciones más hermosas sobre qué son los libros y las bibliotecas se la debemos al ingenio de Carl Sagan (Brooklyn, Nueva York, 1934- Seattle, Washington, 1996. Estados Unidos) Inolvidable su serie de divulgación científica 'Cosmos: Un viaje personal'. Astrofísico, astrónomo, astrobiólogo, cosmólogo y escritor. Profesor Asociado en la Universidad de Harvard y Profesor Titular en la Universidad de Cornell. Año 1980, serie Cosmos, episodio 11, 'La persistencia de la memoria': "¡Qué cosa impresionante es un libro! Es un objeto plano, hecho de un árbol, con partes flexibles, en las que se imprimen muchos garabatos graciosos. Pero si le echamos una mirada, nos encontramos dentro de la mente de otra persona. Quizá alguien muerto hace miles de años. A través de los milenios un autor hablando clara y silenciosamente dentro de tu cabeza, directamente a ti. La escritura es quizá la mejor invención humana. Une a personas que nunca se conocieron, ciudadanos de épocas distantes. Los libros rompen la barrera del tiempo. Un libro es prueba de que los humanos son capaces de hacer magia. Y esta habitación está llena de magia". Es interesante observar la coincidencia del nombre de este episodio de la famosísima serie, con uno de los cuadros más importantes de la historia del arte, obra de nuestro genial pintor Salvador Dalí (Figueras, 1904-1989, Gerona) La persistencia de la memoria, también conocido como Los relojes blandos o Los relojes derretidos, fue pintado por Dalí en 1931 (Óleo sobre lienzo. Surrealismo) Se encuentra en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA) desde 1934. A Dalí le apasionaba la ciencia, y siguió con sumo interés el trabajo en el campo de la física de Albert Einstein (Ulm, Alemania, 1879-Princeton, Nueva Jersey, Estados Unidos, 1955) De hecho, el pintor de Cadaqués y el Cabo de Creus, siempre afirmó que una de las fuentes de inspiración del cuadro era la Teoría General de la Relatividad de Einstein (25 de noviembre de 1915, Academia Prusiana de Ciencias, Berlín) Transformó la comprensión, que hasta entonces, tenía la humanidad del Universo y de sus fenómenos. Con más de un siglo, no ha perdido vigencia. En las bibliotecas, en los libros que albergan, podemos encontrarnos con nuestra humanidad en todas sus formas de expresión. El conocimiento nunca es algo inútil, porque es vital para trabajar por nuestra libertad.