A Vuelapluma
Ignacio Flores
Por sus frutos los conoceréis
El cenit de la seducción es que califiquen Mary Poppins como una película para adultos, no apta para niños, ni menores de edad. Pues sea, y es. Alimentando mentes sucias que ipso facto busquen erotismo de alto nivel en el clásico de Disney. Cierto es que Mary destapó sus encantos en otra película posterior donde hundió la reputación de la niñera perfecta y el mundo feliz de la disneylandia fílmica dejando la inocencia y la magia. Pero ya no era un tema de Disney ni de Mary si no de Julie Andrews dinamitando las palomitas disneyfilas, algo que los niñoides adultos perversos encargados de ser los torquemadas del momento abrasaron con su moral monetaria. Sí a la magia, no a lo topless, eso para directores de culto no para la cándida imagen de la candidez. Siempre habrá mequetrefes que censuren algo. Cuando había censura, los censores. Cuando dejó de haber censura, los articulistas, los programadores, los promotores y todo aquel que puede decidir sobre que se difunde y que no. Avisos, advertencias y petición previa de disculpas. Censura porque el menda no es de izquierdas y ya se sabe, los de derechas no merecen participar de la cultura. O porque es de izquierdas y ahora mandan las derechas. En la autonomía A es guay y en la B es ful. Y luego están las sabandijas y macarras de la moral (toma cita serratiana) que son jurados de concursos, editores y hasta profesores. Todos los que puedan antes, ahora y siempre jamás, frustrados en su colisión con el creador que no pueden ser, pulsan la tecla de clasificar, excluir e ignorar. En la p.m. de poeta menor, fuera de los curriculos y por fin, análisis minucioso de los guiones de películas añejas, para que no escape nada a los nuevos censores que abjuraron de los antiguos. Total lo de la pompi es que no sé que historia llama a niños manchados de tizón, en lo que no se había fijado ni cristo para encontrar, por fin, una ofensa a no sé cuantos quien sean. Y toma aviso que te crió. Y ya puestos en vez de avisar, cambiemos el guión directamente, volvamos a doblar las películas con términos no ofensivos y destruyamos en la amada hoguera el original y todas las copias y vayamos a por otra, hagamos la disección oportuna y busquemos cosas contra todos los ismos. Calígula se regodea en su locura y pánfilos chupatintas no saben qué hacer o qué escribir, en la cárcel de su estupidez menesterosos de atención ponen firme a la pompis.
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