República de las Letras

Neofascismo

Les han permitido colarse en el Parlamento andaluz y en el Congreso. Que no se cuelen en el Ayuntamiento

Siempre he pensado que todas las ideas políticas deben poder expresarse públicamente y tener opciones a ser representadas en el Parlamento e incluso a alcanzar el poder y gobernar. Lo primero, es obvio en democracia. Lo segundo depende de los electores. Bien. Esto es la teoría. Una teoría, como ven, sencilla e ingenua. Y sin embargo, eso -y no otra cosa- es la base de la democracia. Y es lo que han negado en la Historia reciente, en nuestro país y en el mundo, los fascismos en todas sus modalidades. En el actual regreso del fascismo, quienes lo impulsan no se presentan como lo que son, aspirantes a una dictadura. Eso asustaría mucho más de lo que ya asustan cuando, por ejemplo, dicen que portan armas -lo que, por cierto, habrá sido investigado, digo yo, en lo concerniente a permisos, etc.-. Por ahora, se reducen a lo básico: usurpar los símbolos nacionales, que consideran propios y no de todos; autodenominarse "buenos españoles", indicando con eso que los que no piensen como ellos son "malos españoles"; acaparar para sí la Historia de España, reescribirla y reinventarla a su conveniencia… Y han espoleado la xenofobia demonizando al inmigrante -ojo, al inmigrante pobre-, a pesar de que son conscientes -deben serlo, ¿no?- de que es mano de obra imprescindible para las economías española y europea. Sin embargo, todavía no podrían asemejarse al partido fascista italiano, al partido nazi alemán o a la Falange franquista. Eso traería malos recuerdos históricos -campos de concentración y de exterminio, persecuciones, asesinatos, guerra, exilio…- y el recorrido electoral del partido sería muy corto. Por el contrario, mientras agitan la bandera de todos como si solo fuese suya, crean problemas morales donde no los hay -aborto, violencia de género-, toman como chivos expiatorios de la secularmente soterrada xenofobia a los inmigrantes -a falta de judíos- para extender el miedo, niegan la igualdad de hombres y mujeres y tratan de centrar la atención de sus posibles votantes en estos asuntos, la mayoría superados, para que pasen desapercibidas sus verdaderas intenciones sobre pensiones, impuestos, cobertura al desempleo, educación, sanidad, dependencia, etc. Esto no es fascismo sensu stricto, es neofascismo. PP, Cs y cierta prensa irresponsable, al darles cancha, les han permitido colarse en el Parlamento andaluz y en el Congreso. Que no se cuelen en el Ayuntamiento.

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