Que levante la mano quien no siente ya nauseas al escuchar continuamente lo de facha aplicado a todo lo que ocurre en la política estos días. Menos mal que las elecciones locales son cada cuatro años. Me refiero a las exageraciones leídas o escuchadas, de dirigentes políticos progresistas o de su club de admiradores. Incluyen, por ejemplo, la advertencia de que igual hay que salir otra vez a la calle. Es más, ello debería contarse entre las actividades obligadas de un político. Se aprende mucho escuchando las conversaciones de bares y panaderías. Lo que sucede con lo de facha y trifacha recuerda a cuando se popularizó en legislaturas anteriores la expresión "disfruten de lo votado", tras indicar alguna desgracia tipo recorte, que no hubiera sucedido si ese grupo alocado e inconsciente que son los votantes, no hubiesen elegido la papeleta equivocada. Hasta a diputados se lo leí. ¿Por qué? Pues miren, en nuestro país quien decide quien será diputado o concejal, no es el pueblo -no me hagan reír- es el líder del partido que confecciona la lista y decide el orden. Aquí si pones en el lugar correcto, por ejemplo número tres o cuatro, de los partidos mayoritarios, al palo de la fregona, esta la tendríamos de concejal. Así pues, da igual que se insulte a los electores en lugar de intentar ganárselos. En este sentido, cuentan que Osorio, siendo diputado, hablaba con otro colega en el Congreso y entró Fraga. Osorio se levantó y dijo a su amigo, perdona voy a saludar a mis electores. Genial. Eso no ha cambiado. El caso es que, en Almería capital, los socialistas, en lugar de considerar equivocado al votante ¿cómo pueden votar tan mal, cuando mi opción asegura el paraíso? , de añadir facha al final de cada frase, podrían aprovechar el inmediato futuro sin elecciones para reflexionar. Acuerdos para gobernar será la única forma de conseguir, en el futuro, la alcaldía. Por ello, en vez de anunciar el apocalipsis facha, es mejor reclamar que si los hubiese, se alcancen de una forma abierta y transparente. Y, después, poner luces largas. Tras acusar de facha a a todos los demás, la única opción para los socialistas de la capital, dentro de cuatro años es volver a perder, porque solo mediante acuerdos -y a su izquierda hay poco - se podría formar gobiernos municipales. Es más práctico preguntarse, en Almería, como ganarse electores, en lugar de despreciarles. Toda la estrategia en la capital está equivocada. Y toda incluye nombres, políticas y objetivos. Pero ellos sabrán. A a veces parece que se conforman con repartirse las migajas del convite.

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