República de las Letras

Oppenheimer

Es una de esas películas que te abre los ojos al mundo en que vivimos. Cuenta los comienzos de la llamada Era Atómica

Christopher Nolan es un director que me gusta. Un tanto rebelde con la industria cinematográfica americana –él es inglés–, plantea siempre temas existenciales y morales de difícil solución. Su lenguaje es sincopado y ágil, incluyendo los ahora tan de moda flash back o vueltas atrás, que a mí no me gustan nada. Ya vi la trilogía de Batman –bueno, bien, pero nada del otro mundo; lo de los superhéroes es una plaga que ha producido grandes ganancias a la industria americana del cine– y Dunkerque, mucho más humana. Ahora le han dado dos Premios Óscar por Oppenheimer. He visto la película en cuanto la han puesto en las plataformas. Me ha parecido magnífica. Lo de verla en plataformas, aclaro, se debe a que me niego a ir al cine en las condiciones actuales, en coche. El cine para mí debe ser una actividad entre todas las que componen una salida con amigos o en familia. Sacar el coche para ir al cine me parece aberrante, como los que se hacen 80 kilómetros para ir al trabajo. A ambas cosas –y a todas, en ciudades a la medida humana– se va andando, pues eso, humanizándolas. Es como ir de bares.

Oppenheimer es una lección de historia reciente. Es una de esas películas que te abre los ojos al mundo en que vivimos. Cuenta los comienzos de la Era Atómica o Era Nuclear, los comienzos de la carrera armamentística de los Estados Unidos, primero en pugna con la Alemania nazi y luego con la Rusia soviética durante la Guerra Fría. Especialista en Física Cuántica, es considerado el padre de la bomba atómica. Con él empezó ese actual sentimiento profundo de fin de una era, esa sensación incómoda de vivir al borde de una improbable hecatombe mundial provocada por el hombre mismo. Sí, sí, quién puede creer que los políticos van a ser tan sumamente tontos como para matar a la gallina de los huevos de oro. Pero… ¿han escuchado a Putin? No ve tan improbable ni tan lejana la posibilidad de utilizar armamento nuclear en Ucrania o sobre cualquier país de la OTAN. Bueno, ese es un chalado, dirán. Lo mismo decían de Hitler en los años 30, y miren todo lo que provocó con su chaladura. ¿Han escuchado a Macron? El presidente francés, chauvinista él, tampoco ve tan imposible el envío de tropas a Ucrania. Y ahora viene Trump, el Hitler actual. Ese sí que es capaz de todo. ¿Vamos a esperar cordura en estos locos que gobiernan el mundo? ¿No vamos a hacer nada? Que la bomba nos pille confesados.

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