La tapia del manicomio

Pactos

La sabiduría popular supera la de nuestros políticos, que si antes nos hubiera extrañado, hoy nos parece de lo más evidente

Comer y rascar todo es empezar. Quien hace un cesto hace ciento. Con estos dos refranes ya tenemos base científica con la que abordar el tema de reflexión de hoy. La sabiduría popular supera la de nuestros políticos, que si antes nos hubiera extrañado, hoy nos parece de lo más evidente. Llevan nuestros próceres varios meses repitiendo que iban a defender sus programas y que no iban a traspasar ni una línea roja a cambio de ningún sillón, por muy confortable que fuera. Pues bien, dos meses después de las últimas elecciones -y sin apenas vender una escoba- están empezando a bajar el rabo. Porque pactar, hay que pactar. Y no sólo porque habrá que formar gobiernos locales y nacionales, sino porque los nuevos cargos electos no ha empezado a cobrar. La incertidumbre los debe de tener en un ¡ay! y deben estar pensando que ya está bien de mamoneo, que las vacaciones están al caer y van a tener que pedir un préstamo para llevar la familia al crucero que toque este año. Naturalmente, lo que pueda pensar el ciudadano votante los trae al pairo, pues como dice el viejo adagio latino "primum vivere…".

Pero, como decíamos, parece que ya están desabrochándose la correa y aflojándose la corbata, y están cerrando los primeros acuerdos, como Madrid, Badajoz o Barcelona. Son gordos, desde luego, pero pocos. Lo que pasa es que lo que comer y rascar todo es empezar, hace suponer que ahora van a ir cayendo pactos y acuerdos, a base, naturalmente de ceder en los sacrosantos principios y en las infranqueables líneas rojas que juraron mantener. Que conste que nos parece bien que cedan, porque si no, no hay pacto posible, con la consiguiente repetición de elecciones. Lo que no parece que le guste a nadie, y dudamos que le convenga a ninguno de los partidos en liza. Lo que nos gustaría mogollón es ver las caras de algunos de los más conspicuos líderes cuando les expliquen a sus amigos que se la tienen que envainar para conseguir el carguillo. Aunque la verdad es que lo tienen fácil, que les canten el tanguillo de Lola Flores: "hay que ver, hay que ver, hay que ver lo que tengo que hacer pa' comer".

En fin, parece que se van a cumplir los refranes del inicio y van a coger la cuesta abajo de los pactos. Nos queda saber cuántos concejales va a tener Vox, cuantos ministros va a tener Podemos y cuántas burras de canto se tendrá que tragar Ciudadanos. Y si veremos a Puigdemont en la Carrera de san Jerónimo.

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