El callejón del gato

El Rey Emérito

Uno oye a Felipe González y tiende a pensar que no le parece bien que salgan a relucir los trapicheos del Rey Emérito

Uno oye a Felipe González y tiende a pensar que no le parece bien que salgan a relucir los trapicheos del Rey Emérito. Lo de la presunción de inocencia es un presupuesto jurídico aplicable a todo aquél que se halla incurso en un proceso judicial y, más todavía, sobre aquel del que sólo existen indicios que pueden dar motivo para su apertura. O sea que se podría haber ahorrado decir algo que todos sabemos. Lo cierto es que hoy la figura de Juan Carlos I tiene sus luces y sus sombras. Quienes vivimos el 23 de febrero de 1981 el asalto al Congreso de los Diputados y vimos los tanques por las calles de Valencia, no respiramos tranquilos hasta que la figura del Rey apareció en televisión, cargado de medallas, parando el golpe. Y quienes más tenían que agradecerle eran, precisamente, los primeros que se jugaban el pellejo por militar en partidos de izquierda. Esa gesta ocupará un capítulo del reinado de Juan Carlos I pero no será el único. Lo que ahora está apareciendo es materia para otro capítulo si queremos ver la historia completa. Que contara el dinero procedente de las comisiones en una máquina como dice Corina es irrelevante, lo grave es que las cobrara cada vez que se le presentaba la ocasión, por la compra del petróleo saudí, por la construcción del AVE a la Meca, por la adquisición de aviones de combate, y por todo lo que se le pusiera a tiro. Sobre tales maniobras también se dará cuenta cuando se trate de Juan Carlos I, desde muchas perspectivas. Los jueces dirán lo que tengan que decir declarándolo culpable o inocente. Pero ahí no quedará la cosa porque, aunque no hubiera delito, hay hechos constatados de un comportamiento inadecuado que dan motivo para para alimentar páginas de todos los colores. Ponerle freno, como quisiera Felipe González y otros incondicionales del monarca, es una pérdida de tiempo. Corina larga cuanto se le antoja y, sean o no verdad, sus comentarios son muy valiosos para los medios que los destacan en la portada. Por su relación con el Rey su imagen quedará adscrita a la historia de España. Y las palabras de Corina asegurando a la justicia suiza que los 65 millones que Juan Carlos I le transfirió fueron "por gratitud y por amor, para garantizar su futuro y el de sus hijos" y "porque todavía tenía la esperanza de recuperarme", no tienen desperdicio. Tirando del hilo, hay materia para una segunda parte de "La Corte de los Milagros". Haría falta un Valle-Inclán que se pusiera a novelar.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios