La tapia con sifón

Los Reyes y Papá Noel

Este año, a los hosteleros almerienses les han traído los Reyes municipales un sustancioso regalo

Llevo tiUnos escriben cartas a los Reyes Magos, otros a Papá Noel y otros a ambos (marranicos de dos leches). Este año, a los hosteleros almerienses les han traído los Reyes municipales un sustancioso regalo: se duplica -de seis meses a todo el año- el tiempo de ocupación de aparcamientos y otros espacios públicos con sus terrazas. Por supuesto, se ha olvidado la promesa del anterior alcalde de volver al tamaño legal de las terrazas, que fue ampliado durante la pandemia para compensar que no se podía servir en el interior. Otro regalillo, menor pero feo, es el que he detectado en un par de bares del centro: en unas botellas de vino que me sirvieron y cobraron se podía leer en la etiqueta: "Producto promocional. Prohibida su venta". Era manzanilla Solear en un caso y un fino embotellado por el Consejo Regulador de la D.O. Montilla-Moriles en el otro. No sé si el espabilado ha sido el hostelero o el distribuidor. El caso es que el cliente paga, alguien se lleva un dinero que no es suyo y la promoción que pretendía la bodega o el Consejo Regulador no tiene efecto.

Pero también han sido generosos los Reyes con los consumidores almerienses. Hay novedades recientes dignas de mención. En medio de la marabunta estridente de los bares de copas que han copado el entorno del Mercado Central, destaca La Bodeguilla del Medio de la Calle, una taberna con aire clásico en el estilo y en la oferta: salazones, embutidos, conservas y unas cuantas tapas de cocina honesta y con bastante calidad: caracola muy bien cocida y aliñada, tortilla y ensaladilla rusa recién hechas, morcilla de Laroya con tomate…Una gran diferencia con las tabernas antiguas es que al personal (jóvenes almerienses de Pescadería) le falta la "mala follá" proverbial de los viejos taberneros. Muy cerca, al lado del Teatro Apolo, han abierto una frutería singular donde los productos tienen DNI: nombre del agricultor y pueblo donde se produce. Se llama Susana y merece tener éxito. La Pelina es una panadería que ha abierto en la calle de Murcia hace un par de meses. A pesar de que están cerrando muchas, en Almería hemos ganado varias de tipo artesanal en el pasado año. Que siga la racha. Y un restaurante que, con pocas semanas de vida, ya está sonando mucho: Ginés Peregrín. En cuanto acabe este artículo voy a ir a probarlo, ya les contaré.

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