La oposición municipal de Albox ha protestado, como es su obligación, por la subida "abusiva por la instalación de mesas y sillas en la vía pública". Dicen que tal subida supone que a los hosteleros de Albox les va a costar montar una terraza "un 30 % más que en la Gran Vía de Madrid, un 66 % más que en el casco histórico de Málaga y un 80 % más que en el centro de Almería". Si este cálculo está bien hecho, sorprende la diferencia de precios entre la tasa albojense y la de la capital. Nos constaba que en Almería ciudad las terrazas se instalan con una manga muy ancha por parte de la autoridad. Y no nos referimos solo a la situación actual de mayor permisividad por la epidemia, sino a que habitualmente se han saltado siempre su propia ordenanza, que no es de por sí demasiado exigente. Con lo que, si además de que la tasa es barata, la ocupación de espacio público es mucho mayor de la autorizada por la ordenanza, el precio por silla debe ser "bastante asumible".

Un inciso tributario: prácticamente todos los negocios hosteleros tributan por módulos en el IRPF, y en sistema simplificado para el IVA. Esto significa que no tienen obligación de llevar contabilidad y pagan según el número de mesas y sillas, dimensiones de la barra y personal empleado. Es decir, que no hay relación entre lo que ganan y lo que pagan. Ahora puede ser que cambien las cosas (aunque tenemos serias dudas), porque la comisión de expertos para la reforma fiscal entregó el jueves pasado el informe en el que se propone eliminar el sistema de módulos. Hasta ahora, los afectados -los hosteleros y otros sectores- no han dicho ni pío. Puede ser por dos razones: una, porque no han tenido aun tiempo de reaccionar; y dos, la más probable, porque no se crean que va a prosperar, ya que ha habido muchos intentos similares desde que se inventó este impuesto, hace ya más de cuarenta años.

Si sumamos ambos costes actuales de las terrazas, hay que concluir, no que el coste "terrazal" es muy alto en Albox, sino que en Almería capital está, hablando con propiedad, a ventosidad de prostituta. Estas magras contribuciones a las arcas públicas, ¿a quién benefician, aparte de a los hosteleros? Al ciudadano está claro que no, porque lo que el Ayuntamiento no ingrese por estos conceptos, nos lo cobrará a todos por otro lado. Sin contar la incomodidad añadida por tener la vía pública, teóricamente peatonal, ocupada muy por encima del 50 % permitido por la ordenanza municipal.

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