Turno de élites insolentes

Me produce un escalofrío conocer que un tal Rufián, fue el político más votado en la Cataluña de 2019

Recurro a un ejemplo de libro: la carta que el Presidente de México, López Obrador, dirige al Rey de España y al Papa, reclamando que pidan perdón por la conquista de México, hace cinco siglos. No parece verosímil, que se trate de un desbarre inocente ni ocasional, porque el Presidente es historiador experto. Por tanto, la cuestión justamente es dilucidar ¿por qué ese resurgimiento de agravios históricos, y por qué ahora? ¿Quién era el destinatario real de las cartas, quizá el Rey y el Papa o tal vez toda la cristiandad? No lo creo. No creo que haya más destinatario que el propio pueblo mexicano. Ni que haya otra motivación más relevante que la derivada de esa inercia obsesiva, no ajena a ciertas elites decadentes que alentaron los populismos del último siglo, por procurarse con urgencia un patente enemigo colectivo, no muy expuesto. Así que España y la Iglesia, resultan menos arriesgados que EEUU, a la hora de blandir culpables de las desdichas diarias y el fracaso de la revolución prometida en campaña. Una tentación facilona, la de falsear la historia, pero muy efectiva emocionalmente para señalar a un convicto a quien atribuir todos los males estructurales del país o coyunturales de la propia gestión. Un artificio insolente que aparece en todos los manuales de autoayuda para líderes de ocasión dispuestos a solventar los ultrajes históricos, ?eso sí, selectivamente memorizados?, que otros próceres no se atrevieron a corregir. Pero lo alarmante es que no se trata de una insolencia aislada, sino del regreso al recurso del trato despectivo, que parece extenderse entre todas esas elites populistas y nacionalistas, (si no fueran la misma cosa), que también viven del rencor y la revancha, siempre, contra algún opresor imaginario. Un recurso para líderes de las políticas del resentimiento, como las llama Fukuyama, porque extraen del victimismo popular la argamasa grupal que procura el alivio de la propia incompetencia. Un recurso que delata, infaliblemente, a unas nuevas elites improvisadas y descaradas que, surgidas de la demagogia mediática, vuelven a medrar hoy, impúdicas, abonadas al arte del insulto y sin más crédito que hacer del desprestigio ajeno, el objeto de su proyecto político. Un retorno de elites insolentes como las que nos gobernaban hace un siglo. De ahí el escalofrío que me produjo conocer que un tal Rufián, fue el político más votado en la Cataluña de 2019.

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