La esquina
José Aguilar
Ya no cuela el relato de Pedro
Las modas mueven el mundo. Estamos en un momento de la historia en el que el consumo es el motor de la economía y del crecimiento. Esto, analizado en términos de la edad de nuestra especie, es solo una fracción infinitesimal en términos de tiempo. Hay estudios que dicen que llevamos socializando y ocupando cuevas algo más de doscientos cincuenta mil años, y puede que más.
Pero no hace falta viajar hacia atrás tanto en el tiempo para compararnos con otras épocas en las que el motor de la evolución no se media en hitos como la presentación del último modelo de smartphone. En otros periodos, las guerras, la agricultura, la colonización, la formación de asentamientos, la explotación de recursos mineros o hasta la evangelización marcaron el rumbo y el devenir de nuestra civilización hasta lo que hoy es.
Desde que el consumo lo gobierna todo, las nuevas reglas que el sistema impone determinan el propio sentido de nuestra existencia como sociedad. Si no hay un consumo constante y creciente en todos los planos y estratos del organismo complejo que es la civilización humana, el tinglado se viene abajo y se desmorona como un castillo de naipes. Y para que esto no suceda, es necesario mantener una demanda de consumo constante y creciente. No hay mejor forma de vender soluciones que crear nuevas necesidades. De ahí la importancia de las modas y las tendencias, que por su propia definición tienen fecha de caducidad preprogramada.
Esto no solo es aplicable a los consumibles del día a día, como puedan ser la ropa, los contenidos audiovisuales, el arte o la propia comida. Abarca mucho más por no decir que lo abarca todo. La propia tecnología está más al servicio de la tendencia y la imagen que a la propia función para la que ha sido creada. Lo de menos ya es si la lavadora lava bien la ropa, al lado de lo esencial que no es otra cosa que su aspecto minimalista y que Alexa la reconozca a la primera y le actualice el firmware para poder publicarlo en Instagram. Pues las modas y las tendencias de hoy, que lo serán por poco tiempo, son la sostenibilidad, la eficiencia y la economía circular. Resulta cuanto menos paradójico y gracioso que la tendencia de consumo de hoy se basa en una supuesta resistencia y negación de la economía de consumo. Con la excusa de que tenemos que ser eco-friendly, vamos a cambiarlo todo por nuevos aparatos A++ de cero emisiones fabricados con nuevos nanomateriales ecosostenibles. Todo con pegatina verde y etiqueta cero emisiones. Así sí.
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