El callejón del gato

Los abucheos y el retraso

No creo que el suceso aparezca en el historial de Sánchez como un hecho relevante

Después de haberse interrumpido por culpa de la pandemia, este año se ha recuperado la celebración del día de la Hispanidad con toda la parafernalia que requiere la ocasión. La tribuna presidida por la familia Real, la presencia de ministros, autoridades militares, altos cargos del poder judicial y presidentes de comunidades autónomas. Un desfile militar como corresponde a un día tan señalado y la bandera nacional bajando del cielo en paracaídas. Tanto aparato y tanta ceremonia para que todo el protagonismo se lo lleve Pedro Sánchez. Sobre su persona se han destacado dos hechos que han acaparado toda la atención de los medios de comunicación durante toda la semana. El primero, su retraso a la celebración, ocasionando que su llegada hiciese esperar a los Reyes durante 55 segundos para bajarse del coche. Como anécdota, me habría parecido normal que los medios lo refiriesen. Pero dedicarle páginas de periódico y tertulias tediosas por semejante incidencia, como si se tratara de una infracción imperdonable, me parece excesivo. No creo que el suceso aparezca en el historial de Pedro Sánchez como un hecho relevante, cuando se describa su paso por la Presidencia del Gobierno. La segunda noticia destacada ha sido el abucheo que viene siendo tradicional dedicarle al presidente del Gobierno a su llegada al desfile del 12 de octubre. Los abucheos a Pedro Sánchez suelen ser a palo seco, quiero decir sin un contenido concreto, no se percibe en ellos una razón por la cual los fustigadores se toman la molestia de forzar la voz con tanta estridencia. Se abuchea a Pedro Sánchez por ser Pedro Sánchez. Si de lo que se trata es de un simple desahogo, y así se quedan tranquilos los que utilizan el abucheo como la única manera que saben de expresase, tiene su explicación. Pero si lo que pretenden con sus alaridos, es ejercer alguna influencia para derribar al presidente del Gobierno, no le veo mucho porvenir. Podrían causar algún efecto si los abucheos se motivaran con alguna causa concreta relacionada con su gestión de gobierno, que justificara el descontento. Pero no creo que sus seguidores cambien de bando al ver a Pedro Sánchez soportado el acoso de unos exaltados, a cien metros de la tribuna, lanzando gritos de ¡Sánchez, dimisión"! o profiriendo insultos de diversa índole. Incluso pudiera ser que, en lugar de erosionar la figura de un presidente al que abominan, los que vocean insultos sin un fundamento estimulen su liderazgo.

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