La cultura de la frustración

Supone tirar la toalla mientras que el estocisimo supone enfrentarse con la razón a la adversidad

Al esbozar una definición, podemos decir que es aquella en la que aumentan aquellas actitudes que promueven la aceptación y normalización de la frustración como parte inherente de la vida diaria. Dicho de otra forma, donde se glorifica la resignación y se desvaloriza cualquier intento de cambio o mejora en las circunstancias. Y esto es un drama personal que atrae a problemas de salud mental y de relaciones interpersonales. Cuando se acepta la frustración como algo normal, se puede desarrollar una actitud de resignación que puede llevar a la falta de comunicación efectiva y a la incapacidad para resolver conflictos de manera saludable. Y este fenómeno puede tener efectos negativos en la sociedad. Es fundamental fomentar una mentalidad de resiliencia y empoderamiento, en la que se promueva la búsqueda de soluciones constructivas y se reconozca el valor de superar los obstáculos para lograr el bienestar personal y colectivo. Por otro lado, la cultura de la frustración no tiene nada que ver con el estoicismo. La primera se refiere a una mentalidad en la que se acepta y normaliza la frustración como parte inherente de la vida diaria. Sin embargo el estoicismo es una filosofía que se originó en la antigua Grecia y que va por otras lindes. Los estoicos creían en una forma de vida de acuerdo con la razón. Esto es aceptar las situaciones que no se pueden cambiar. Sin embargo, a diferencia de la cultura de la frustración, el estoicismo no promueve la resignación pasiva; buscaban encontrar la sabiduría y la fortaleza interior para enfrentar los desafíos de manera serena y tranquila; buscaban desarrollar la virtud en aquello que podían controlar, como sus pensamientos y acciones. Rechazaban angustiarse por lo que no podían controlar. El estoicismo promueve la aceptación de la realidad, pero también la toma de decisiones y acciones que esten en línea con los valores y principios personales. En resumen, la cultura de la frustración implica aceptar y normalizar la frustración sin buscar soluciones efectivas ante la adversidad, lo que puede generar desmotivación y resignación. Por otro lado, el estoicismo es una filosofía que promueve la aceptación de la realidad y el desarrollo de la sabiduría y la fortaleza interior para enfrentarse a la adversidad como desafío, de manera muy racional, serena y centrada. Implica tomar parte y no darse por vencido.

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