El callejón del gato

El imperio de la Ley

Si todas las barbaridades tipificadas como delito se denunciaran, los juzgados no darían abasto

De las cosas que uno aprende a lo largo de su vida hay algunas que se convierten en principios. Sócrates, condenado a muerte y pudiendo evitarla huyendo con la ayuda de sus discípulos, no lo hace por coherencia con su filosofía de acatamiento a la ley. Enmanuel Kant subraya que el Derecho es un orden social y cierto de convivencia, y dice que "es la moral la que ordena observar sagradamente el Derecho". Son teorías que habiendo profundizado en las razones que las sustentan, me convencen y considero que el imperio de la ley es indispensable para una convivencia pacífica. Dicho lo cual, todo mi respeto al tribunal que ha cumplido con la función que le corresponde, en un estado de derecho, de aplicar la ley condenando al rapero que ha perpetrado un hecho tipificado como delito en el código Penal. Con respecto a las reacciones que han provocado el encarcelamiento del "artista", vayamos por partes. Mi total condena a los desalmados que disfrutan ejerciendo la violencia callejera por cualquier motivo, y a los ladrones que han aprovechado la coyuntura del momento para robar en los comercios que han sido asaltados por los vándalos. Con respecto a los que se manifiestan pacíficamente pidiendo la absolución del rapero, considero que están en su derecho de expresarse libremente, pero no me solidarizo con su causa por varias razones. La primera porque, como he dicho anteriormente, el cumplimiento de la ley es un principio fundamental para la convivencia pacífica. Pero en este caso concreto, por añadidura, jamás defendería a un tipo con 32 tacos, sin oficio ni beneficio, que sabe lo que hace, provocando su condena voceando cuatro ripios chabacanos, para alcanzar la fama. Dudo mucho que con el arte que despliegan sus rebuznos, se hubiera dado a conocer más allá del rellano de su escalera. Lo que sí apoyaría con mi firma es la reforma del código Penal en cuanto a la libertad de expresión. Expresiones como las soflamas del rapero condenado, son frecuentes en las redes sociales y pasan sin pena ni gloria porque nadie las denuncia. "A pedro Sánchez había que meterlo en una trituradora y hacerlo añicos", "Yo al Grande Marlasca le metería un petardo por el culo y que explotara por los aires". Por ambos comentarios retiré la amistad en Facebook a una persona que, hasta entonces, me parecía respetable. La reforma de la ley es necesaria. Si todas las barbaridades tipificadas como delito se denunciaran, los juzgados no darían abasto.

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