A mis tres luces

Os deseo un camino largo y lleno de aventuras. El viajelo es todo, llegar sólo circunstancial

Hay pensamientos que siempre están ahí. Los reconoces porque, por mucho ruido que haya ahí fuera o por grande que sea el ajetreo al que nos someten, esas cavilaciones encuentran el camino para emerger al plano consciente. Vosotros, que sois mi alma, formáis también parte indivisa de mi mente.

A diario pienso en vosotros, en cómo reportaros la mayor felicidad posible. Si pudiera allanaría los caminos que os martirizarán; si pudiera derribaría las montañas que os obstaculizarán, si pudiera pararía los golpes que os lanzarán.

A menudo medito en cómo dejaros el mundo que merecéis, cómo dispensaros la vida que sueño para los tres. Pero aunque ahora me veáis omnipotente sólo soy un hombre, con los bolsillos llenos de defectos y alguna virtud bajo la manga. Y aunque no puedo hacer por vosotros todo cuanto quisiera sí está en mi mano enseñaros a que caminéis, crezcáis y también a levantaros si acabáis en el suelo.

Reza el Cambalache que "el mundo es y será una porquería ya lo sé, en el quinientos seis y en el dos mil también". Y es que, en verdad, el ser humano ha producido mayor cantidad de bichos malos que ninguna otra especie de este planeta. Pero el dedo en el cielo no debe ocultaros el sol. La gente buena y generosa es mucho más numerosa. A esa debéis acercaros y a ella tenéis que aspirar.

Ambicionad la tranquilidad de espíritu y la paz con vosotros mismos. Inspirándome en el poema de Kavafis os deseo un camino largo y lleno de aventuras. Itaca es el destino pero no os apresuréis en llegar, el viaje lo es todo. Llegar sólo es circunstancial. Aprended, pensad y actuad en armonía con vuestros sentimientos. Leeréis que debéis conoceros a vosotros mismos pero hasta que nos percibáis en constante evolución no habréis de alcanzar la madurez.

Cuando crezcáis un poco más os hablaré del Gran Acierto y del Gran Error, una suerte de teorema que vuestro padre guarda para vosotros. Disfrutad del primero y aprended del segundo, forma parte de un Todo que se desvela poquito a poco.

Llegará un día en que vuestros mayores nos habremos ido. Iremos emprendiendo la última gran andanza. Me quedarán muchas cosas por enseñaros pero será porque ni yo mismo las sé; deberéis leer vuestro propio cielo. Vivid vuestra vida con la plenitud de haber sido amados sin fin y con la capacidad de amar sin mesura. Este es mi propósito existencial, mi voluntad postrimera. Os adoro.

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