Un nuevo mundo está naciendo hace muchos años, pero el viejo se resiste con fiereza a desaparecer. El nuevo es el de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, el del reparto igualitario de las tareas domésticas, el de los mismos salarios por el mismo trabajo y el del respeto y la libertad. Algunos de los que temen perder sus privilegios, o su posición de dominio se oponen, a veces con fiereza, o malas maneras. Desgraciadamente la fuerza también se ejerce, como vemos en la violencia de género con su terrible reguero de víctimas. Por ello, veo todo el reciente affaire del fútbol femenino, como un símbolo de esos mundos que chocan. Quizás lo peor de quienes resisten es no ser conscientes de que la sociedad ha cambiado, que las mujeres y el feminismo han logrado conquistas que son irrenunciables. Las mujeres, por fin, han ido abandonando los viejos reductos domésticos y están presentes con normalidad en el mundo político, laboral o deportivo. Estos ya no son el feudo de un solo sexo y ello exige un cambio significativo de comportamientos y actitudes.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios