Tribuna

José Mª Martínez de Haro

Escritor y periodista

LA BATALLA DE MADRID

Desde el sábado por la noche miles de madrileños han salido despavoridos hacia sus segundas residencias tratando de evitar este cerco que se estrecha y señala a Madrid como la ciudad más peligrosa del planeta. Hay un antecedente significado en las crónicas de aquellos meses de total confinamiento cuando la pandemia avanzaba y el virus mataba día y noche dejando un reguero de desolación y luto. No se olvidarán los ataúdes alienados en la pista e patinaje del Palacio de Hielo. Tampoco el hospital de emergencia que se construyó en el IFEMA. Ni las UCIS colapsadas, los sanitarios desesperados y los crematorios desbordados. Madrid sufrió aquella agresión vírica y quedará ya como ciudad mártir, por encima de otras consideraciones.

Habría que volver a preguntarse, porque el Gobierno de España no atedió la reclamación de la Comunidad de Madrid para que realizaran obligadamente las pruebas de virus a todo aquel que entrara España por el aeropuerto de Barajas y la estación de Atocha. Este mismo Gobierno autorizó las mayores concentraciones humanas en Madrid días antes de ordenar el Estado de Alarma y confinar a todos los españoles. No es creíble que este gobierno no tuviera al tanto de los avisos y noticias de que el virus era letal y que campaba por Europa y España, Están publicados en los medios informativos los escritos de la OMS, de la UE, y otros organismos que alertaban del peligro semanas antes del 8 de marzo. Los españoles soportamos un balance aterrador de lo que ocurrió después en todas las CC AA, y de manera criminal en Madrid, porque se trata de la vida o la muerte.

Ahora se repite el guión, el mismo escenario, los mismos actores y el mismo público atemorizado por el miedo al contagio. Desde la percepción de las consecuencias previsibles de esta pandemia se ha venido librando una confrontación política cuya pieza es Madrid. Habrá que ser muy limitado de entendederas para no percatase de la esencia de todo lo que se debate en los parlamentos, en los medios de información, en tertulias y cenáculos desde la llamada ridículamente "desescalada". Madrid mantiene una singular querencia hacia el centro derecha en la gobernación de la ciudad y también de la Comunidad Autónoma habiendo quedado como bastión político de los partidos que ahora mismo ejercen de oposición al Gobierno de coalición social-comunista. ¿Porqué estos millones de votantes mantienen esta fidelidad ? Habría varias repuestas pero las dejo a la perspicacia de los lectores. Lo cierto y palpable es que esta situación parece insoportable para la izquierda que imagina un horizonte monocolor sin algún valladar para implantar por la vía de los hechos un nuevo orden político. Madrid es pieza mayor en esta cacería sin tapujos que asombra al personal y esta maldita pandemia ofrece oportunidades que puedan apuntar hacia la Comunidad Autónoma. Asimismo tratando de eludir la obligada responsabilidad de este o cualquier otro Gobierno nacional que estuviera gestionando esta crisis. Aquí se libra una batalla descarnada entre citas frustradas, encuentros y desencuentros, diatribas y contradicciones que desconciertan a quienes sufren este esperpento. No está resultando tranquilizadora la actitud del Gobierno de España ni tampoco la del Gobierno de la Comunidad, en sus respectivas escalas. La realidad dramática envuelve el aire de tristeza en esta ciudad en estos días decisivos donde el objetivo de aunar esfuerzos para afrontar la segunda oleada del virus, se ha desplazado a las aviesas intenciones de derribar la pieza mayor del mapa político de España.

Madrid ha sido históricamente escenario de batallas, a vida o muerte, pero nunca fue una enfermedad la que instigó los sentimientos de ambición . Cualquier ambición sería legítima dentro de los límites que imagina la razón y establece el Estado de Derecho. Se ha retorcido una dudosa y precipitada Orden Ministerial que sospechosamente firma el Secretario de Estado de Sanidad y no el propio Ministro cuya ejecución lmita la libertad de movimientos de las personas. Todo lo que desborda la Constitución sea cualquiera fuera su causa, habría de ser informado de manera preceptiva por el Consejo de Estado, el órgano consultivo de mayor rango que tiene el Gobierno. Los españoles se preguntan atónitos ¿ sigue confinado desde marzo el Consejo de Estado?. La realidad manifiesta en estos tiempos decisivos y excepcionales es que este Consejo parece estar en estado de hibernación. Ante el desinterés prolongado del Gobierno para elevar sus dudas y así refrendar por este Órgano los actos que pudieran ser lesivos para los derechos y libertades ciudadanas, parece que no hace falta el Consejo de Estado y podría disolverse con un importante ahorro de los dineros públicos y sin mayores reproches de la ciudadanía.

Parece que se reparten torpezas y responsabilidades ante lo que parece inevitable, el descontento de los madrileños y la ruina económica de la ciudad y la Comunidad que según estimaciones del Gobierno regional será de 8.200 millones de euros si las medidas restrictivas se mantienen durante un mes. Según las cámaras de comercio y organizaciones empresariales el impacto arrastrará a una mayor caída de la economía de España dejando cifras pavorosas en el desempleo. El acto final llego el viernes por la tarde cuando el Boletín Oficial de la Comunidad publica las disposiciones de esta Orden Ministerial calificándolas de obligado cumplimiento y cerrando Madrid, entre otras ciudades afectadas por esta Orden. Ya está todo explicado, la ineficiencia de la Comunidad de Madrid se desvela para muchos ante la escasa defensa que hace de su propia gestión. Y ahora vaya usted a las televisiones para explicar lo contrario, eso no consuela a los madrileños atemorizados y llenos de dudas sobre la complejidad de esta situación de cerco a la capital del Reino.

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