Tras un periodo de relativa calma, España y otras partes del mundo están experimentando un nuevo aumento en los casos de COVID-19. Aunque la emergencia pandémica declarada por la COVID-19 ha terminado, el virus continúa circulando y se esperaba que los contagios aumentaran. A finales de junio de 2023, se inició un alza en los casos, superando incluso la incidencia de diciembre del año pasado. No obstante, no hay indicios de que esta nueva ola sea más grave que las anteriores.

Desde marzo de 2022, el seguimiento de casos en la población general cesó, enfocándose solo en personas mayores de 60 años. A partir de julio de 2023, cuando el Gobierno concluyó la emergencia sanitaria, se dejaron de publicar informes detallados sobre todos los casos detectados, adoptando un enfoque similar al utilizado para la gripe. Actualmente, la incidencia es de 137,3 casos por 100.000 habitantes, con las tasas más altas en niños menores de cuatro años y adultos mayores de 64 años.

Las variantes predominantes en España son de la familia XBB, entre ellas la EG.5 (Eris) y en menor medida la BA.2.86 (Pirola). Estas variantes son más transmisibles que sus predecesoras, pero no más severas. La mayoría de las infecciones son leves, gracias a la combinación de inmunidad natural y la generada por las vacunas.

En cuanto a la gestión de la infección, desde marzo de 2022, no es obligatorio aislarse tras un contagio. Se recomienda teletrabajar en caso de dar positivo y usar mascarilla, especialmente al interactuar con personas vulnerables como los mayores o aquellos con enfermedades que los hacen más susceptibles a enfermar gravemente.

A pesar de que el virus no es más agresivo, el aumento de las infecciones siempre conlleva un incremento en los ingresos hospitalarios. Actualmente, la tasa de hospitalización es baja en comparación con los primeros años de la pandemia.

Diferenciando los síntomas de COVID-19 y un resfriado

La diferencia en los síntomas entre la COVID-19 y un resfriado común es crucial para identificar la enfermedad adecuadamente. Los síntomas de COVID-19 suelen aparecer dos días después del contagio y pueden durar varias semanas, mientras que los síntomas del resfriado aparecen casi inmediatamente y suelen desaparecer en tres días. Los síntomas comunes de COVID-19 incluyen dolor de cabeza, tos seca, dolor muscular, cansancio extremo, congestión nasal, dolor de garganta, fiebre, diarrea, náuseas y pérdida del gusto o el olfato. En cambio, el resfriado se caracteriza más por estornudos y raramente causa fiebre, diarrea o náuseas.

El doctor Luis Miguel García, presidente de la Sociedad Aragonesa de Medicina de Familia y Comunitaria, sugiere que ante la duda, lo importante es aplicar un tratamiento sintomático y usar mascarilla si se sospecha de un contagio. Para confirmar la infección, se recomienda realizar un test, disponible en farmacias. En caso de síntomas graves o si la persona pertenece a un grupo de riesgo, se debe buscar atención médica inmediata.