Almería

Centenario del nacimiento de la pintora y poetisa Maruja García Olmos

  • Nació el 26 de mayo de 1924 en Vera y destacó por sus facultades innatas para la enseñanza, la poesía, la pintura y la representación dramática

  • En los 60, diversas publicaciones provinciales recogieron sus versos, ensayos, novelas y textos

  • “El dibujo” no catalogado de Jesús de Perceval

Detalle del óleo "Viejo de Laroles" de Maruja García

Detalle del óleo "Viejo de Laroles" de Maruja García / Maruja García

Hace hoy 100 años que nació en Vera Maruja González Olmos. El 26 de mayo de 1924 venía al mundo la hija del poeta y escritor Antonio González y de su esposa, Ángeles Olmos, que era virtuosa del piano y del violín. Fue inscrita en el registro con el nombre de María de la Concepción, aunque siempre se le conoció como Maruja. Su abuelo materno fue el médico forense de Vera Abelardo Ramón Olmos Gámez (+1943), un excelente tenor, escritor y pintor, cuyas cualidades heredó Maruja. Además, era sobrina del obispo de Guadix y Baza Manuel Medina Olmos (1869-1936) y fue alumna del poeta de Cuevas del Almanzora José María Álvarez de Sotomayor (1880-1947).

Esta mujer destacó por sus grandes facultades innatas para la enseñanza, la poesía, la pintura y la representación dramática. En las oposiciones de Magisterio de 1960 quedó en el puesto 27 entre las 200 candidatas y ejerció como profesora en Salamanca, Barcelona, Valladolid, Segovia y Laroles, localidad granadina de donde “remanecía” su marido, José Moreno Manzano (1915-1995), que fue alcalde del municipio alpujarreño durante 20 años además de cazador y viticultor.

Maruja González Olmos (foto del libro Tierra de Poetas) Maruja González Olmos (foto del libro Tierra de Poetas)

Maruja González Olmos (foto del libro Tierra de Poetas) / D.A.

Maruja, por donde pasaba, dejaban la impronta de su arte. En Valladolid, con las Hijas de Jesús, en Barcelona con Las Dominicas o en Salamanca, dirigiendo la revista “Eco”. Su amplia formación le permitió trabajar de taquimecanógrafa en el Gobierno Civil de Almería, además de sus colaboraciones como enfermera en el Hospital Provincial, debido a sus iniciados estudios de Medicina. Fue, también, componente de la Coral “Virgen del Mar.”

Diferentes publicaciones literarias provinciales recogieron durante los años 60 y 70 sus versos, ensayos, novelas cortas o cuentos: “Ecos”, “La Ragua”, “Guía de Almería”. Y obtuvo distintos premios, entre ellos “La flor natural en los Juegos Florales”. Igualmente, editó varios libros con poemas cuyas páginas estaban ilustradas con sus propios dibujos.

“Mi niño tiene un clavel

rojo y abierto en el pecho

que el amor, le trae maltrecho

y flor es prueba de él.

¡Quién me diera ese clavel

con gotas de sangre hecho!

 

Maruja se subió a los escenarios para representar obras de teatro de Lope de Vega, Calderón del Barca o José María Pemán. Pero es difícil saber si esta veratense era mejor en el arte de la escritura o en el de la pintura. Florentino Castañeda, en su libro “Tierra de Poetas” la calificó como “notable”, pero el mundo del óleo y la acuarela también le profesó alta estima.

Cuadros y música

Sin duda, a Maruja se le conocía más en el movimiento de artistas indalianos por su faceta de pintora y por sus exposiciones. Sin ser uno de ellos, compartió espacio temporal con los grandes acuarelistas asociados al indalo. El 1 de septiembre de 1973 colgó 34 obras figurativas en óleo, pastel y acuarela en la “Sala Siena” del Casino Cultural. Era su primera muestra formal y en solitario en la capital y se inauguró mientras su esposo, José Moreno Manzano, amenizaba a los asistentes con la interpretación a guitarra de piezas clásicas de Tárrega, Villalobos o Mozart.

Allí, Maruja dijo que pintar era “una forma de vivir más intensamente” y que su cuadro más representativo era “Estampas de ayer”. Antes, ya había pintado muchísimo, pero gran parte de su producción la donaba, la entregaba a obras de caridad o en subastas benéficas, como el cuadro titulado “Flor de La Chanca”, que se vendió en 1974 por 9.000 pesetas. Su cuñada, María, era religiosa de las Hermanitas de los Ancianos y el valor de algunos de sus lienzos terminó en la buena causa de la atención a los abuelos desamparados.

Además de los tres años con Álvarez de Sotomayor, Maruja se instruyó en las artes pictóricas como discípula de Concha Salinero y Francesca Moliní. Expuso del 9 al 19 de abril de 1974 en el Centro Artístico y Literario de Granada. Allí colgó 26 obras entre óleos, pasteles y acuarelas. Los paisajes de Laroles fueron protagonistas, así como bodegones y flores.

"Viejo de Laroles"

Óleo “Viejo de Laroles”, adquirido por un empresario almeriense en la Galería “Carrión” en 1983 Óleo “Viejo de Laroles”, adquirido por un empresario almeriense en la Galería “Carrión” en 1983

Óleo “Viejo de Laroles”, adquirido por un empresario almeriense en la Galería “Carrión” en 1983 / D.A.

Años más tarde, volvió a la capital almeriense. Poco después de inaugurarse la galería de arte “Carrión”, el 2 de diciembre de 1982, llevó sus creaciones a aquella desaparecida sala de la calle Dalia, 3. Fue del 1 al 13 de febrero de 1983.

Como en el Casino, la apertura estuvo amenizada por los acordes de guitarra de su marido y el habitual “champagne” que ofrecía en las inauguraciones Domenique Carrión se sustituyó por chatos de vino de Laroles. En aquel pequeño espacio cultural, Maruja llegó colgar medio centenar de cuadros, una cifra elevada que, como se dijo en el acto, “confirma la continuada y vigorosa acción creadora que viene realizando”.  La gran atracción de aquella muestra de hace 41 años en “Carrión” fue el óleo titulado “Viejo de Laroles” de 95 x 75 centímetros. Fue adquirido rápidamente por la esposa de un conocido constructor almeriense y, hoy, aún cuelga en una vivienda del centro de la ciudad.

Volvió a “Carrión” a finales de ese año 1983 en una muestra colectiva para celebrar el primer aniversario de la sala. Allí compartió cartel con 30 artistas almerienses, entre ellos Perceval, Pinteño, Plaza Plaza o Dionisio Godoy. Tres años después, en agosto de 1985, montó 36 obras en la sala de la Asociación de Artistas Plásticos, que estaba en el Paseo, número 1. Y en junio de 1992, cuando ya tenía 68 años, en las paredes de “Óptica Médica Solsona”, en la calle Javier Sanz. Allí mostró un cuadro de grandes dimensiones y de gran fuerza y expresividad: “La Pescadora”. Un crítico de arte que visitó su exposición de hace 32 años aseguró que Maruja era “polifacética, poetisa, decoradora, profesora, ama de casa y amiga incondicional”.

El referido Castañeda y Muñoz explicó en su libro que Maruja tiene cuadros “esparcidos por España y en China, Filipinas, Roma, América y otras partes del mundo”. Sin duda, una artista afectada por ese puñetero gen almeriense de olvidar a los suyos, pero con una proyección pictórica internacional. Hoy se cumple el centenario de su nacimiento. Quienes posean en sus pinacotecas privadas algunas de sus creaciones tienen mucha suerte.

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