Coronavirus Almería

Destreza casera antigreñas

  • A falta de peluqueros en el hogar, la gente opta por innovar con la tijera o directamente ‘esquilarse’ la mata de pelo de estos cincuenta días de encierro

Las peluquerías se preparan para levantar la reja, bajo estrictas medidas de seguridad. Unas abrirán, otros preferirán esperar un poco más, puesto que puede no compensarle trabajar al ralentí. Lo que está claro es que se van a encontrar con trasquilones, flequillos destrozados, puntas chamuscadas, barbas destrozadas, canas más largas que las raíces de las palmeras... Los pelos son algunas de las cicatrices visibles de este confinamiento.

Cincuenta días encerrados dan para aburrirse mucho. Demasiadas promesas de hacer deporte, de leer, de cocinar y hasta de estudiar. Pero al final, todo se resume en horas de sofá y susto cada vez que uno se mira al espejo. Las rayas del peinado ya ni se ven, una mata de pelo hace más voluminosas las cabezas y empieza a hacer estragos ante el calor que poco a poco se va avecinando.

Ante la necesidad de diferenciar los peinados del de los osos polares o las ovejas lanudas, los ciudadanos confinados se viene arriba y hacen prácticas con la tijera y la maquinilla de afeitar. Para profanos en la materia, un rapado es un rapado. “Ya crecerá el pelo y se te emparejará”, es la frase a la que más recurre quien estos días te ha sentado en una silla, te ha puesto un mantel como si de una bata peluquera se tratara y se ha lanzado hacia tu cabeza con la misma decisión que lo hacen los banderilleros ante un toro. Eso sí, vistos los resultados, un peluquero de profesión no le abriría la puerta grande a quienes estos días les están supliendo en la mayoría de los hogares almerienses.

María José repaso a la barba de Javier. María José repaso a la barba de Javier.

María José repaso a la barba de Javier.

“Les aconsejo que esperen a los peluqueros, que vamos a ir abriendo ya nuestros negocios. Estamos viendo muchas imágenes de destrozo del cabello. Lo más sencillo es coger una maquinilla, que al final el pelo va a crecer y se va a emparejar. Pero con tijera... ¡ay Manolete, si no sabes torear para qué te metes...! La tijera, para quien no sepa usarla, deja trasquilones”, dice con sapiencia y en tono casi maternal la dueña de Patricia Cordero Peluquería, situada en La Mojonera, que reconoce que de la pericia de cada uno con la maquinilla depende un buen pelado o uno, digamos, más feucho: “Con los peques hay mamás y papás muy atrevidos y otros que no tanto. Por ejemplo, a mi sobrino Gonzalo le han rapado la cabeza y mi otro sobrino Óliver, tiene unas greñas que podría hacerse una coleta”.

Ante esta situación anómala para los pelados y demás ingenieras de belleza del cabello, Patricia se ha mantenido en contacto con parte de su clientela para asesorarles y tratar de ayudarles. “La gente me escribe y me dice que está deseando que vuelva a abrir. De verdad que sólo puedo darles las gracias por el cariño que me han mostrado y por suerte, vamos a ir volviendo a la normalidad poco a poco. Estos días, algunas mujeres han necesitado tintarse el pelo porque seguían trabajando y yo se lo he llevado siguiendo un protocolo de higiene y con material desechable. Igualmente, no me importa ir al hogar de las personas que no se valen por sí mismas, siempre que se puedan cumplir las medidas de seguridad”, que aplicará a rajatabla una vez que vuelva a abrir las puertas de Patricia Cordero Peluquería, en el boulevard de La Mojonera.

María del Mar, con peine y tijera, cortándose el flequillo. María del Mar, con peine y tijera, cortándose el flequillo.

María del Mar, con peine y tijera, cortándose el flequillo.

Precisamente ante la inminente apertura, la peluquera mojonera ha ido informando a su gente de fechas y demás. “He tratado de estar en contacto siempre con los clientes, les he ido comentando por redes sociales de los pasos que se han ido dando y de cómo vamos a abrir el negocio”, que tendrá unas importantes medidas de seguridad, como obligan las autoridades sanitarias para prácticamente todos los negocios que se van a ir abriendo en estas primeras jornadas de desescalada.

Para que la vuelta al trabajo no le coja con los peines desentrenados, Patri y la mayoría de peluqueros han seguido formándose. “He estado estudiando y haciendo unos cursos para estar al día de todas las novedades de productos que vayan a salir”, y que poco a poco irán embelleciendo a una sociedad almeriense que sale de la cueva con los mismos pelos que el palo de una fregona.

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