Ni la ausencia total –salvo los conciertos–, de cualquier indicio de fiestas que provocó la pandemia por COVID en 2020, ni la recuperación de una Feria con todos y cada uno de sus ‘farolillos’ que Almería lamenta dejar para el próximo año. Aun suspendidas, pero a medio camino, la capital se dispone a rendir homenaje a su Patrona, la Virgen del Mar, con un programa de actividades culturales, lúdicas y religiosas que, pese a su obligada contención por la situación sanitaria, son recibidas con todas las ganas del mundo. Especialmente por aquellos sectores, como los feriantes, que se reencuentran con el recinto ferial donde los cacharritos devolverán esa ansiada ‘normalidad’, al menos a los más pequeños.

Las de este año son unas fiestas en honor a la Virgen del Mar que arrancan este viernes, 20 de agosto sin el tradicional Pregón, ni encendido de la iluminación extraordinaria ni portadas en la Puerta Purchena o en el Real de la Feria. No las habrá, ni tampoco Feria del Mediodía ni las casetas de la noche, si bien, y hasta el 28 de agosto, se sucederán actividades de las que almerienses y visitantes podrán disfrutar, siguiendo las oportunas medidas de seguridad sanitaria o protocolos anti-COVID 19 que se requieran en cada caso.

Esta atípica Semana Grande de transición es planteada por el Ayuntamiento de Almería no como una Feria en sí, sino como la oportunidad de celebrar la Virgen del Mar de manera segura, con actividades controladas y que no susciten grandes concentraciones de personas, nada recomendables dada las circunstancias epidemiológicas. La salud, ante todo, por lo que este año el Ayuntamiento ha optado por suprimir todo aquello que “genera aglomeraciones”, como explica el concejal de Cultura, Diego Cruz, o una excesiva algarabía que desemboque en un peligroso olvido momentáneo de la amenaza de coronavirus.

Así las cosas, y con la necesidad de favorecer a aquellos sectores en los que esta crisis ha hecho estragos, el recinto ferial acogerá los cacharricos, reconvertido en un parque de atracciones donde también estarán presentes los puestos de comida con las patatas, los pinchos o los churros de esa lista de lo que no puede faltar. “Seguimos el modelo de otras ciudades, un parque de atracciones sin alumbrado extraordinario y sin adornos, como Sevilla, donde no ha habido feria pero con un parque de ocio que ha permitido al sector trabajar”, explica Cruz.

El concejal de Cultura, Diego Cruz, en su despacho, desgrana los detalles de los actos programados

Este parque de atracciones, más esponjado sobre todo en su sección infantil para facilitar el cumplimiento de las distancias de seguridad, entre otras medidas incorporadas a los protocolos, se ajustará al horario que marquen las indicaciones establecidas para cada nivel de pandemia. En principio, será desde las siete de la tarde hasta la una de la madrugada.

Otro de los platos fuertes con los que poder conmemorar las tradicionales fiestas son los conciertos que, concentrados en estos días, han pasado a formar parte del propio programa cultural del Ayuntamiento desde que se tomara la dura decisión de suspender la Feria. Como viene siendo habitual, el abanico musical abarca distintos estilos y preferencias también en función de la edad. Desde la cantante británica Bonnie Tyler a India Martínez y Camela, o desde el tributo a los Beatlles de la Orquesta Ciudad de Almería (OCAL), al tributo a Manolo Escobar, con oferta, además, para un público infantil que desplegará sobre el recinto de verano la gira de la Granja de Zerón.

India Martínez actuará el 26 de agosto en el recinto de conciertos

El Pregón de la Virgen del Mar y las actividades de culto se mantienen al igual que la celebración de Los Coloraos, aunque los actos conmemorativos limitan el aforo a la presencia institucional.

Recuperan estos días en honor a la Patrona de Almería otras actividades que el pasado año no pudieron desarrollarse.  La Feria de la Alfarería retorna a la Rambla y, desde la iniciativa privada, este calendario de actividades vuelve a abrir la puerta grande a los toros, sin merienda ni humo de cigarrillos, mientras que recobra la tradicional travesía a nado, que no será en el Puerto, como broche de este programa de transición del que han tenido que anularse todas las actividades deportivas.