Tribunales

La niña enterrada en Vícar nació viva y murió por un “estrangulamiento manual”

H.C., la mujer acusada del presunto asesinato de su hija recién nacida.

H.C., la mujer acusada del presunto asesinato de su hija recién nacida. / Carlos Barba/EFE (Almería)

La niña que presuntamente fue asfixiada y enterrada por H.C., su madre, en Vícar nació viva y murió por un “estrangulamiento manual”, según han desvelado dos forenses que han declarado como testigos en la vista oral contra esta mujer, que se enfrenta a una pena de prisión permanente revisable.

Así lo han indicado ante el jurado popular presidido por el magistrado Jesús Miguel Hernández Columna, al que a estas peritos han explicado que se encontraron burbujas de aire en la mucosa del estómago, además de que se detectó una “expansión alveolar”.

“Nació viva y respiró. Al respirar, es que nació viva”, han incidido, toda vez que han concretado que se trataba de una “recién nacida a término, por su disposición y desarrollo, sin ninguna malformación”, han dicho.

A preguntas de la fiscal Teresa Prieto han señalado que la asfixia se produjo por la acción de unas manos, ya que durante el examen externo encontraron marcas de uñas, y un “infiltrado del colágeno muy localizado” que corresponde a la presión de los dedos, así como que en la mucosa superior del labio presentaba un hematoma extenso que se corresponde a la compresión de un “objeto duro, una mano por ejemplo”.

Han concretado que se tuvo que utilizar fuerza para asfixiarla y que no pudo ser causa del enrollamiento del cordón umbilical, y que por otro lado la niña tenía una hemorragia subaracnoidea que podría ser consecuencia de un “vaivén o movimiento violento” que se produjo al no tener una buena asistencia durante el parto.

Sobre la imputabilidad de la acusada, han informado de que sólo presenta un trastorno depresivo reactivo, que se produjo de forma posterior, sin trastornos psicopatológicos que hubieran podido alterar sus capacidades volitivas e intelictivas,y que no tuvo pensamientos delirantes fruto de un pensamiento patológico,y han resaltado que se mostró “muy poco colaboradora” y “reticente” al ser explorada.

Ha declarado también la vecina que era considerada la testigo “fundamental” de la causa, ya que H.C. aseguró en su declaración que ésta la había asistido durante el parto, tras lo que dio a entender que también se habría deshecho de la niña, “que nació muerta”.

A preguntas de la fiscal y de los letrados de la acusación y la defensa, Manuel Blánquez y Alejandro Jiménez Haro, ha declarado que fue otra vecina la que le hizo ver que no tenía “barriga” cuando hablaba con ella. “Le dije: ¿Dónde está el niño?. Ella me dijo que no estaba. Le dije que yo no jugaba con los niños, que me dijese dónde estaba y me dijo que estaba en el hospital”, asevera.

Tras “chillar” a la mujer, llamó al padre del niño y fueron a buscarlo al Hospital Universitario Poniente de El Ejido, pero no estaba allí, por lo que acudieron a la Guardia Civil, a los que H.C. -sostiene- manifestó que era “mentira” que hubiese estado embarazada.

Ha afirmado que otras vecinas le trasladaron que pensaban que H.C. había matado a su bebé, y que una de ellas le propuso ir a una balsa de riego dónde había visto a la acusada tirar basura, dónde encontraron una bolsa con la placenta de la niña, lo que hizo que volviesen a llamar al instituto armado.

Tras esto, Fiscalía y acusación particular han elevado a definitivas sus conclusiones y han pedido que se considere la muerte como un asesinato, mientras que la defensa ha solicitado la libre absolución y, subsidiariamente, que se considere un delito de homicidio imprudente.

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