En este país de iguales, la igualdad debe ser entendida entre iguales, no como una tabla rasa donde las posibilidades son las mismas para todos, sino como un sistema de merecimientos donde al parecer no todos los ciudadanos merecemos lo mismo. La actual situación de alarma sanitaria ha puesto esta especulación arriba de la mesa. Resulta que no hay test para todo el mundo, los sanitarios que están en primera línea de combate tampoco acceden a ellos y los que se compran en China son de una mínima fiabilidad de modo que se han tenido que devolver. A pesar de toda esta pesadilla y de más de 22.000 muertos, lo que constituye una auténtica tragedia, los sanitarios no cuentan con el material indispensable para hacer frente a la batalla, que se da como se puede.

Tirando de lenguaje bélico como el que utilizan desde las altas esferas, hemos mandado a nuestros mejores soldados a una guerra, con la pólvora mojada y con escasa protección. Pero resulta ser que los clubes de fútbol si tienen test, si tienen material adecuado y si pueden ofrecer garantías a sus jugadores y al espectáculo. Esto no se puede entender, no sé si tolerar, sin atender a la desigualdad de posibilidades de acceso a un material tan valioso. Evidentemente los clubes, la Federación y la Liga, son mucho más eficaces en conseguir productos de prevención y control, que el propio Estado español.

No es este el ámbito para discutir las causalidades, pero a la vista está que si hay para unos y no para otros, algo falla en el sistema de pretendida igualdad en el que creemos que vivimos. Ahora ya hay fecha en algunos clubes para retomar los entrenamientos aunque no sabemos cómo. En este escenario de pocas certezas la pregunta es saber qué pasará si algún jugador de las plantillas, alguien del equipo técnico, un dirigente o un empleado dan positivo o aunque sea, presenten un cuadro que indicara un posible positivo. ¿Se parará la liga?, ¿volveremos al principio?.

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