Antigüedades venéreas

Cerca de dos milenios tiene el que parece el primer consolador encontrado del mundo romano

En materia venérea, con más precisión, en lo relativo al deleite o el acto sexual, que no en lo correspondiente a las enfermedades contagiosas, generalmente contraídas por el trato sexual, en tal materia, los juguetes eróticos son asunto de interés -otra vez precisiones: en este caso, para la razón de un artículo, mas no para su uso y disfrute, cuestión de otros intereses-. Así, la tecnología ha permitido fabricar, parece que no poco demandados, succionadores de clítoris -con la extendida denominación de "Satisfayer"- que suplen y, según no pocas opiniones, acrecientan los efectos del contacto lingual y manual. Esto es, la estimulación farmacológica y mecánica facilitan recursos para el deleite venéreo. De "última generación" esos succionadores, con baterías e incluso carga mediante puertos USB, pero también otros adminículos, como los, no se sabe si nombrados con la debida corrección política, "consoladores". Bastante más antiguos estos en su origen y provecho, cuando era muy rudimentaria su elaboración y presumiblemente, por ello, menos exquisitos sus efectos. Cerca de dos milenios tiene, entonces, el que parece el primer consolador encontrado del mundo romano, en una excavación arqueológica en el fuerte de Vindolanda, que formaba parte de un magno complejo militar ordenado construir, en el norte de la provincia de Britania, por el emperador Adriano (76-138 d. C.). Tales construcciones militares fueron protegidas con una extraordinaria muralla de más de cien kilómetros, y había fosos, castillos, fuertes y vías, para acantonarse numerosas tropas que habitualmente estaban con los cónyuges. En principio, el objeto, en buen estado de conservación, parecía una herramienta para zurcir, pero los arqueólogos advirtieron que se trataba de un falo de madera y afirman que es el consolador de una mujer, posiblemente esposa de un alto mando militar, que lo tenía a buen recaudo -entiéndase el consolador, no a su esposo-. El juguete erótico romano, tras las oportunas mediciones, alcanza dieciséis centímetros de largo y se talló en madera de cedro. Tiene una base cilíndrica ancha, acaso para asirlo mejor, y la parte final representa el glande, aunque, dicen los arqueólogos, la madera tiende a encogerse -como tantas cosas-, por lo que debió ser más grande. En fin, antigüedades venéreas.

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