Asnadas

Desde que la vi, tímida, y casi más emocionada que yo, supe que la querría siempre. Era una preciosa adolescentePero nadie explica en el día del libro, no hay mejor ocasión, que la lectura es una cuestión de progreso

Cómo no se iba a hacer un programa de radio en una emisora conocida y líder en audiencia en el día del libro recibiendo llamadas de oyentes que comentan cuál es el libro más insoportable que han leído o intentado leer. Cómo no iban a citar libros clásicos inconmensurables. Cómo no iban a citar y maldecir a Moby Dick de Melville. En vez de aportar algo a la curiosidad o a la motivación para que alguien que no lo haya intentando lo intente alguna vez y en favor de la gracieta y del apaleo al intelectual nos congraciamos con risas greñudas de tontos con cejas pobladas a ver quién dice por fin que todos los libros famosos que nos han recomendado son un peñazo que no hay quien se pueda tragar. Pero nadie explica en el día del libro, no hay mejor ocasión, que la lectura es una cuestión de progreso, de poco a poco, hasta llegar a hacer maratones como Moby Dick y hasta el Ulises (que sí que yo lo he leído entero y no me ha pasado nada). Pero no, preferimos el cadalso, la quema en pos de la prosa de mujercitas que demanda el lector de best sellers en playa vacacional. Que usted me diga vale, que algunas obras complejas le han costado mucho, bueno, pero de ahí a tirar a la pira del fuego purificador del odiador de todo lo que se le resiste prefiriendo increpar al empollón y llegando claro está a incluir en la lista de infumables al mismísimo Quijote, incluso refrendando por colaboradora con regusto por lo superficial que es que se empieza muy pronto a hacer leer a los infantes la inmortal obra y que así se consigue que la odien y que nunca la lean. Es preferible, pienso yo, hacerles que lo lean adaptado y con letras gordotas y dibujitos de Don Quijote atacando a los molinos. O mejor, escenificamos el capítulo del asno perdido y los rebuznos y para que lo entiendan los ponemos a rebuznar a ver quien lo hace mejor. En vez de iniciarlos poco a poco en lecturas más profundas los ponemos a rebuznar en medio de la clase porque seguro que eso sí les gusta. Y me refiero a infantes de trece o catorce años, pero da igual en la batalla perdida de Don Quijote contra los molinos de la ESO. Un matemático ruso decía que los alumnos franceses nunca aprendían matemáticas porque se les enseñaba que 2 + 3 era igual que 3 + 2 porque los números naturales cumplían la propiedad conmutativa. Y no es así, pregunta un alumno español, pero en la universidad y ya terminando una carrera técnica.

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