Benditos enemigos

Resultan incómodos y peligrosos pero luego podemos beneficiarnosde su presencia

Soy fan de las biografías de pequeños y grandes personajes, lo reconozco. De ahí, tal vez, mi inclinación natural hacia el oficio de psiquiatra. Trabajamos, precisamente, con la biografía y el relato de nuestros pacientes. Pero dejando a un lado mis filias les confesaré también que últimamente me vengo fijando mucho en que un personaje suele destacar más cuanto más ahínco ponen sus antagónicos en la tarea de hacerle la vida imposible. Y estos no son otros que los enemigos. Si personajes tan importantes como Mandela, Churchill o Gandhi expresaron en algún momento su gratitud hacia aquellos que los criticaron, los desafiaron e incluso los encarcelaron no podemos menos que prestar atención a ese valioso activo que casi todo el mundo tiene. Y es que los enemigos pueden resultar incómodos o peligrosos al principio pero si uno se sobrepone a su presencia y artimañas puede terminar beneficiándose de su existencia. Los enemigos, a menudo, representan un desafío y un reto que sortear. Por cada palo que nos ponen en la rueda saltamos a un nivel superior de resiliencia, determinación y autoconfianza. Cada crítica y conflicto que generan contra nosotros debiera conducirnos hacia la reflexión interna y ayudar a comprender mejor nuestras propias debilidades y fortalezas. Muchas veces nuestros enemigos solamente son el altavoz que magnifica nuestros errores. Y estas faltas pueden resultar desconocidas para nosotros mismos. Los enemigos, en otras ocasiones, representan una oposición frente a un objetivo común. Aquí caben dos posibilidades. Si uno tiene verdadero interés en alcanzar esa meta hará lo imposible para salvar el obstáculo y llegar hasta su propósito. Pero también puede suceder que la resistencia que nos oponen haga que nos replanteemos si verdaderamente merece la pena esa aspiración. Puede que de este modo nos estén haciendo, sin saberlo ,el favor de nuestra vida. “Para ti la perra gorda y a otra cosa mariposa”. Esta serie de efectos beneficiosos que aporta buen enemigo a veces tarda años en evidenciarse, claro. Pero por eso mismo conviene no desesperarse cuando algún personaje malintencionado revoloteé en nuestras vidas. Decía José Martí que no tener enemigos era incluso más triste que no tener amigos. Esto sólo significaría que no habría talento, ni carácter ,ni valor, ni honra, ni bienes que envidiar o codiciar. Así que ya saben: quien tiene un enemigo tiene un tesoro.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios