Big Data

Ya hasta la rutina de dar por leído y borrar los spam me es grata, es más, recibo decenas de correos y no me agobio

Qué problema esto de puedan acceder a nuestros datos indiscriminadamente. Facebook vende nuestro datos a no sé quién y grandes máquinas analizan miles de datos personales para maquinar el dominio de las masas. Es el apocalipsis ahora. Sí, qué problema, media humanidad tiene mi teléfono y yo vivo tan feliz, incluso lo tienen empresas a quien yo no se lo he dado ni recuerdo haber permitido que lo dieran y que me llaman día sí y día también para ofrecerme cosas que saben que no quiero porque les contesto lo mismo día tras día. Y qué decir de mi mail que ya lo conocen hasta en los más recónditos sitios del planeta y cada día recibo, puntualmente, cuarenta o cincuenta spam absurdos. Ya hasta la rutina de dar por leído y borrar los spam me es grata, es más, recibo decenas de correos a diario y no me agobio, los leo, los archivo en su carpeta correspondiente y no sufro si la mitad de ellos son publicidad repetitiva, no me duele, no me crispa, no veo el fin de los tiempos porque todos mis datos de contacto y comunicación sean públicos y notorios en el mundo global. Y qué decir de Facebook, donde he aceptado todas las amistades habidas y por haber, con nombres en árabe y cirílico, fotos que aterrorizarían a un neófito, a mí, plim. Todavía ninguno me ha mandado un mísil ni un anónimo, ni siquiera un virus. Los virus informáticos antes hacían hecatombes, yo hasta tenía un libro con la lista de todos los virus y cada dos por tres, zasca, el virus que te jodía el sistema operativo. Y ahora qué ha sido de ellos, han desaparecido, como los ovnis. Ahora a lo mejor se dedican a la guerra cibernética de altos vuelos, grandes supermáquinas y enormes sistemas una vez que los hackers se han dado cuenta que dar por saco al que está en su casa con el ordenador es un poco de tontos. Y mientras el mundo agoniza en la desesperación, porque acceden a nuestros datos, saben donde estamos, a qué bar hemos ido (yo después de tomar un café el google me dice que qué tal el sitio ese, toma ya) y cuales son nuestras intenciones de voto en función de nuestros comentarios y opiniones en las redes sociales. Y a mí me da igual sí lo saben total voy a votar a quién voy a votar o a lo mejor al otro. Se hacen leyes, impresos, aceptaciones, informaciones que debes aceptar con quince páginas de advertencias y la ruina del tiempo se apodera de los catastrofistas. Y yo que palante. Aceptar, sí, siempre.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios