Contar ovejas

El insomnio puede remitir con terapias y tratamientos, pero también se alivia o desaparece con la desmemoria

Los remedios contra el insomnio pueden requerir terapias y tratamientos, pero también se alivian o desparecen con la desmemoria. Sobre todo, si las razones que quitaban el sueño se han transformado, dígase así, por la relatividad del tiempo. Esto es, por la filosófica y meridiana asociación que Ortega y Gasset hizo del yo -a quien corresponde el tiempo- y su circunstancia. Además de esta aportación orteguiana, la relatividad del tiempo también se advierte en el propio insomnio, sean cuales fueren sus razones, ya que una hora de desvelo nocturno se hace bastante más larga y atosigante que las horas diurnas, aunque tengan los mismos minutos.

El cambio de colchón, por otra parte, puede resultar de una decisión doméstica cuando cambian los moradores del aposento, aunque no se trata, en este caso, de prevenir el insomnio, sino de satisfacer las veleidades del capricho o del gusto, incluso para marcar diferencias o afirmar particularidades con distintas intenciones.

Pues bien, tenido el insomnio como manifestación real de un trastorno, los remedios populares se valen de las infusiones o del ejercicio, machaconamente repetido, de contar ovejas; como si, en este último caso, distraída la sesera con una cansina reiteración, el sueño llegara como efecto inducido. Tal acervo de remedios populares suele transmitirse con el aval de la costumbre, sin necesidad de reparar mucho en sin son veraces y efectivos. Por eso, contar ovejas es un ejercicio distractorio, asistido por la imaginación, cuando su origen está realmente vinculado a cuentos con asimismo efectos somnolientos. Se refiere que un rey insomne tenía un fabulista a su servicio, con la encomienda de que cada noche inventara cinco relatos a fin de conciliar el sueño. Y el cuentista, para componer uno más largo, acude al argumento de un aldeano que ha comprado mil ovejas con las que ha de vadear un río y solo dispone de una pequeña barca para hacerlo de dos en dos, como será contado a fin de reclamar el sueño. En fin, cuando las circunstancias quitan el sueño, preferible es hacerles frente que despistarlas contando ovejas. E importa no poco, además, evitar las cortinas y otros artificios distractores que, si acaso, difieren los motivos del insomnio, pero acrecientan sus pesarosos desvelos.

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