Curiosidad

La curiosidad representa un buen argumento contra el suicidio. ¿Y si mañana nos espera algo bueno? ¿Nos lo vamos a perder?

Hace algunos años una persona que iba a dar un taller para enfermos de trastorno bipolar me preguntó cuál era el mejor argumento para evitar un suicidio. Ante semejante pregunta me quedé un poco estupefacto. La verdad, no supe que responder. Además, ¿quién era yo para asumir esa responsabilidad? No obstante tras iniciar una conversación con esta persona, en la que me narró algunas de las experiencias de los asistentes al taller, se me ocurrió algo que sirvió para reflexionar sobre esto en una cafetería. El sentido de la vida es precisamente la muerte -le dije-: el anhelo de inmortalidad de Unamuno. Así que suicidarse es la mejor forma de no ser inmortal. El problema es que la mortalidad no tiene feedback, nadie nos ha contado que se siente después de morir. Solo sabemos que se siente cuando se está vivo. Y la ausencia de feedback tras la muerte hace que cualquier opinión al respecto carezca de sentido. ¿Si aceptamos que el sentido de la vida es la muerte, el sentido de la muerte es la vida? A fin de cuentas reflexionar sobre nuestra finitud hace nuestro discurso absurdo e irónico y eso convierte al suicidio en una acción sin garantías de sentido. Después está el problema de la novedad en la cotidianidad -continué-. Como pasa con la incertidumbre en Heisenberg (donde en igualdad de condiciones nunca obtenemos el mismo resultado) la rutina no es una sucesión de días idénticos o iguales sino que existen pequeños cambios. Eso conduce a que "el mañana" (un nuevo horizonte) puede traer acontecimientos mejores o peores que hoy pero nunca los mismos. Ergo existe la posibilidad de que los acontecimientos en "el mañana" a veces sean mejores. Podemos ser pesimistas y suponer que la estadística sea muy pequeña, pero no podemos impedir que exista. Y si es así el suicidio evitaría la posibilidad de disfrutar de esos acontecimientos positivos. Es entonces cuando surge el concepto de curiosidad que no tiene nada que ver con la esperanza; si no que es una certeza anticipada, una exploración de los acontecimientos. La curiosidad es una manifestación del instinto que nos dice que mañana no va a ser igual que hoy y eso si ofrece garantías, es una certeza. Así que eso le dije al final a esa persona: que la curiosidad si podía ser un buen argumento contra el suicidio. Seguir el instinto era la mejor opción. Espero que le sirviera de algo en el taller que impartió.

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