Dignidad de primera, de segunda..., de cuarta

Conclusión: Israel piensa que un solo judío vale por cinco palestinos o más

Creo que no hace falta ser un experto en bolsa para decir que si en un canje de acciones una empresa acepta cambiar 20 * 1 hay un desequilibrio manifiesto entra una y otra. Tanto el que accede a dar 20 de las suyas como el que recoge esas 20 a cambio de 1 tienen una distinta valoración objetiva y subjetiva de su entidad. El que da 20 de alguna manera admira a la otra empresa de la que ansía formar parte y por tanto la suya vale menos, y el otro tendrá algún interés en entrar en la otra empresa aunque solo sea para eliminar competidores. ¿Puede usarse este ejemplo para clarificar lo que veo que está pasando en el conflicto entre Palestina e Israel? Hay dos situaciones del conflicto que tiene unas derivadas de lo más desagradable y son repudiables. Miremos por ejemplo el canje de prisioneros que se está barajando en las negociaciones de un posible alto el fuego de unas cuantas semanas. Aunque los números en concreto bailan parece ser que Hamás liberaría a unos sesenta rehenes e Israel liberaría a unos 250 prisioneros (cifras variables y perdonen la posible inexactitud). ¿Qué conclusión podemos obtener? Pues que Israel piensa que un solo judío vale por cinco palestinos y, a su vez, de alguna manera Hamás, intentando obtener alguna ventaja, devalúa a los suyos asumiendo el canje. Lo veo así. Esa diferencia en el valor de las personas, sobre todo la que se refiere a la auto sobrevaloración de los israelitas frente a los palestinos, les justifica la convicción que tienen de que es lícito torturar y matar a miles de palestinos inocentes con tal de conseguir la liberación de sus rehenes. Es una auténtica ceguera que se ve acompañada por otra ceguera semejante en aquellos que no solo no la condenen, sino que la justifican. Creo que los actos terroristas, por crueles que hayan sido, no pueden dar pie a cargar las tintas contra tantos inocentes. En todo caso, parece que hay una especie de inconsciente colectivo en los pueblos de occidente, una especie de “blancocentrismo”, que nos hace desdeñar el sufrimiento de aquellos que son diferentes. ¿O se puede interpretar de otra manera la poca atención que se presta a los conflictos de África? Es como si no tuvieran que importarnos nada porque a fin de cuentas…. Es como si la tan traída y llevada “dignidad humana” tuviera distintas divisiones. Nosotros, en primera. Los demás, como decía aquel torero después de declararse número uno y número dos: “después, después, el Fuentes”.

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