Elogio de premiados 2018

Cuatro galardonados de prestigio irrefutable, como ya conocerán, dada la dimensión mediática del evento

La arriesgada apuesta que afronta cada año el Diario de Almería de repartir entre los paisanos, galardones de excelencia, en forma de premio, sin que la selección se someta a intereses mercantiles o méritos comerciales con el Diario (algo que distingue a estos premios de tantos otros que proliferan ahora acá o acullá), se ha encarnado esta edición, no sin incruento pero animoso debate, finalmente en cuatro galardonados de prestigio irrefutable, como sin duda ya conocerán, dada la dimensión mediática del evento.

Un elogio al que me sumo para rubricar mi aplauso a Mª del Mar Pageo y su indesmayable labor al frente de la Cruz Roja, a la hora de atender a los ancianos, inmigrantes o desprotegidos, o sea a todos los parias en riesgo de exclusión social sin distinción de clase u origen. Una labor ante la que solo nos queda descubrirnos, hacer examen de conciencia y sensibilizarnos de que o aprendemos o nos inhumanizamos. Otros la precedieron y recuerdo, cómo no, a Carlos Jover, Pepe Mario o Jose S. Berenguel. Pero que en 2018 se personifique el premio en Mª del Mar, honra a la institución y no desmerece a sus antecesores. Como aplaudo el fulgurante vuelo profesional de Isabel Jiménez, esa paisana estelar que destelló en Roma para ir iluminando entresijos noticieros del mundo desde Japón a EEUU, Sudáfrica o Barcelona, siempre con un aplomo y rigor que alumbran y clarifican las sombras de la fatalidad o la sinrazón. Como aplaudo que, entre tanto prestigio mediático, no haya intoxicado su prosodia levantina, la limpieza de su luminosa mirada ni su orgullosa alcurnia costeña, para orgullo de sus paisanos. Orgullo que debemos compartir, también, con las 41ª ediciones que nos han regalado el Festival de Teatro de El Ejido, un premio que distingue a todo un pueblo por el especial cariño con que ha perseverado el afán por crear y mantener una forma de arte apofántica (como diría mi admirado Eugenio Trías), empecinado en retratar su gloriosa evolución social a través de una de las apuestas culturales más antiguas y hermosas, como es la teatral. Y me sumo, en fin, a la ovación social que propuso el Diario, cómo no, a la UAL por el 25º aniversario de su consolidación en Almería, un tiempo en que ha colmado nuestras ansias de aprender y por la paz, que son dones, junto a la democracia, que solo florecen allí donde, a la luz de ciencia, crece la sapiencia. Mi enhorabuena a todos ellos.

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