Epifanía cofrade

Cualquier renovación social debe pasar por saber respetar todo aquello que es permanente e inalterable

Estimados lectores, hoy día 6 de enero, festividad litúrgica de la Epifanía, en donde la Navidad llega a su fin con el hermoso regalo para los cristianos de la realidad de Dios, Jesús toma presencia humana en la tierra, dándose a conocer a todas las gentes, sin excepción, representadas por esos sabios, nómadas de la fe camino de la conversión, los Reyes Magos, que hoy harán las delicias de felicidad a millones de personas en todo el orbe, no solo por los presentes que percibiremos, sino por lo esencial, por enseñarnos inequívocamente y con humildad franciscana el camino que nos puede llevar a Dios.

Y en Almería capital, ese surco metafísico de andadura comenzará, a nivel de culto cofrade, este próximo viernes en el salón de plenos del Ayuntamiento con la presentación oficial del cartel oficial de la Semana Santa de Almería a cargo del pintor Rafael Laureano, a fin de que en esta celebración pública de la Agrupación de Hermandades y Cofradías, un nuevo rito y sinfonía de arte religioso, poder seguir esparciéndose fructíferamente la semilla del apostolado profundamente unida a la idea de la Fe, por el nexo conciliador de la Caridad, camino de la Esperanza.

Hoy, como en diversos momentos históricos de la vida de un país, no se sí estaremos o no de doblar una página terrenal en la historia de la cosa política nacional, como en otras ocasiones lo ha sido a nivel regional, provincial o municipal, pero para los cofrades y para los que nos precedieron en la fe, la esperanza nunca se frustrará, ni la ilusión de marchitará, porque cualquier renovación social debe pasar por saber respetar todo aquello que es permanente e inalterable.

No debe de olvidarse que la tradición, cambio, renovación y progreso no deben ser para ellos y nosotros términos antitéticos, ni contradictorios, sino complementarios y concordantes.

Estas palabras hacia nuestras Cofradías, públicas asociaciones eclesiásticas de fieles constituidas en legal forma jurídica por el Obispo de la Iglesia diocesana, no es sentimentalismo, ni vanidad, ni nostalgia, sino una respuesta validad de ser y de futuro de nuestra religiosidad popular, característica propia en el ámbito de la Semana Santa, una forma de entender a nuestras Hermandades y Cofradías desde la fe comunitariamente vivida como hijos de Dios, a través de un medio espiritual como son nuestras Estaciones de Penitencia, juramento público externo de perpetuo amor al único Señor de la Vida y la Esperanza.

Paz y Bien.

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