El yugo de la memoria

Es grotesco cercenar la libertad de expresión en la cultura diciendo que es un agravio a la ley de memoria

Hoy Lunes de Pascua de Resurrección, quiero hacer eco de una decisión, cuánto menos reflexiva para el discernimiento democrático. El hecho es que, el correspondiente Centro Directivo con competencia en la materia en Málaga, ha abierto un expediente informativo para determinar si se vulnera y, si es así, en qué grado, la Ley de Memoria Democrática después de que la cofradía del Santo Cristo de la Clemencia y Santa María Madre de la Divina Providencia, conocido como El Mutilado, procesionara en la capital un estandarte con símbolos franquistas.

Durante el régimen anterior, se reorganizaron o fundaron cientos de cofradías, entre estas últimas, muchas de ellas ligadas al Movimiento Nacional o a la Organización Sindical, y otras vinculadas a los gremios existentes. Pero una vez llegada la Transición política y con ella el régimen constitucional de 1978, sin que nadie nos lo dijese se adaptaron, no solo los estatutos o reglas a las normas civiles de obligado cumplimiento, sino a las normas eclesiásticas y diocesanas de carácter pastoral con total acatamiento y obediencia en su espíritu evangélico y pastoral, y en todo lo concerniente al apostolado derivado de los propios cortejos procesionales.

Hay un hecho que participé en el mismo en la casa de un cofrade donde se custodiaba enseres de una corporación penitencial. Prescindir en 1976 de los báculos de la cofradía del emblema que representaba a la Central Nacional Sindicalista. Como este hecho puntual, muchos otros más se dieron, sin ninguna nostalgia ni melancolía, ni involución, sabiendo cuales eran y son los fines de una Hermandad.

Ahora bien, de ahí, a mantener un anagrama, que encima pasa inadvertido, dentro de un marco más amplio de carácter artístico, que se realizó en un momento determinado, es rizar el rizo, ante unos hechos deleznables, como fueron mutilar una imagen sagrada católica, arrancándoles las piernas a cuajo, al igual que aconteció en toda España quemándolas, producto del odio de una parte de izquierda marxista por convertir la república en la dictadura del proletariado.

Es grotesco cercenar la libertad de pensamiento y expresión en la cultura diciendo que es un agravio a las disposiciones de la ley de memoria o “desmemoria” democrática, por el solo hecho de mantener un elemento artístico cívico-religioso de un momento histórico, en el que unos desalmados, sin compasión, se les olvidó cualquier tipo de conducta cívica hacia las creencias religiosas y el patrimonio artístico. Paz y Bien.

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