La Sacristía de la Vendée

Gracias a la labor de estos sacerdotes, gran número de personas han recuperado la fe y la práctica cristiana

Las declaraciones sesgadas con humor jocoso clerical de los sacerdotes de las que se han hecho eco los medios religiosos han sido sacadas de contexto y malinterpretadas. Su fin no ha sido otro que filtrarlas, desfiguradas, a los medios de comunicación para coordinar una campaña de difamación contra dichos sacerdotes y así anularlos, porque carecen del menor argumento contra las verdades de fe, de razón y de evidencia empírica, que ellos proclaman en cada una de sus intervenciones.

En ninguno de los distintos programas de dicho canal, que no tienen más que un fin formativo, unas veces les veo y escucho, no se ha negado una sola verdad de la fe católica. Y es que se ha convertido en una práctica habitual durante el pontificado del Papa Francisco, que sacerdotes, religiosos y religiosas, obispos y cardenales realicen declaraciones públicas contra el milenario depósito de la fe.

No tomándose medida disciplinar alguna contra los que las han proferido. Y sin embargo, para el caso de los sacerdotes de La Sacristía de la Vendée se les amenaza con sanciones canónicas cuyo único pecado consiste en no encajar con el «relato» dominante del actual pontificado en curso.

El 22 de febrero día de la cátedra del Papa y desde ‘La Sacristía de La Vendée’ subrayaron que están en comunión eclesial con el Papa Francisco, haciendo alusión a la polémica y subrayando que se trataba de una broma sacada de contexto, pidiendo disculpas. Son miles los fieles del amplio mundo de habla española, los que están recibiendo una gran ayuda del canal de la Sacristía de la Vendée, de ahí que no dejen de crecer las visualizaciones sus programas. Caso único dentro del minúsculo y, por otra parte, carísimo espectro de los medios de comunicación de la Iglesia en España. Gracias a la labor de estos sacerdotes, gran número de personas han recuperado la fe y la práctica cristiana, o no la han abandonado cuando estaban a punto de hacerlo, viendo, con sumo dolor, la profundísima crisis en la que se haya hundida la Iglesia contemporánea.

Muchísimos sacerdotes encuentran en dicho canal una fuerza para no caer en la tentación del desánimo y la desesperación, pues son ellos los que más sufren la animadversión del mundo, la indiferencia de algunos de sus feligreses y, el abandono de sus propios obispos. Por otra parte, aprenden mucho debido a la notable formación que sus hermanos sacerdotes les proporcionan en sus intervenciones. Sigamos viviendo la Cuaresma. Paz y Bien.

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