Tradición y devoción

Tiempo de silencio y ceniza, ayuno y penitencia, oración y obras de caridad, para meditar en la Pasión de Cristo

Latir cofrade el segundo viernes de Cuaresma, 23 de febrero, cuando la tarde se había oscurecido, durante el Vía Crucis General de la Agrupación de Hermandades y Cofradías con la imagen sagrada de Nuestro Padre Jesús en su Santa Cena, salido de la gubia del imaginero Navarro Arteaga, que recorrió con solemnidad penitencial y con un cortejo de feligreses desde la Iglesia parroquial de san Pedro Apóstol al casco histórico para la realización de las Estaciones del Vía Crucis en el interior de la Santa y Apostólica Iglesia Catedral de Nuestra Señora de la Encarnación, con la impronta de los sentires devocionales y fervorosos, dejando estampas pasionistas para la memoria y el recuerdo.

Los Viacrucis en este tiempo litúrgico de Cuaresma son una forma de prepararse para la Semana Santa, la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor de la vida y la esperanza. Tiempo de silencio y ceniza, ayuno y penitencia, oración y obras de caridad, que nos ha permitido a los participantes meditar en la Pasión de Cristo y los dolores de su Santísima Madre, la Virgen María, y fortalecer nuestra fe en estos momentos de entornos tribulados, nada propicios para el acercamiento al mismo Jesucristo presente en la Hostia consagrada en el interior del Sagrario de cada templo católico y durante el instante en el que el sacerdote, en cuya persona está presente Cristo, realiza la renovación real y verdadera del sacrificio de la cruz en la Santa Misa.

El Vía Crucis llevado a cabo con gran recogimiento junto al Señor de la Santa Cena del Domingo de Ramos, por su particularidad organizativa y estar investido en los sentires de la comunión eclesial diocesana, es uno de los momentos estelares del conjunto integral de la religiosidad popular de la capital almeriense, al concentrarse físicamente y espiritualmente en este hecho del catolicismo piadoso, todas las hermandades y cofradías de penitencia y gloria a pie de calle y en el interior del templo catedralicio para rezar por quienes sufren, porque ellos nos muestran con su vida, los momentos que vivió Jesús hasta su muerte ¡ y con total confianza en la Resurrección !

No nos olvidamos del incendio del edificio en Valencia, orando por los fallecidos para que su alma goce de la vida eterna y los heridos puedan recuperase, y por esos ángeles de la guarda que son nuestros bomberos, fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, militares, policía local, protección civil, médicos, enfermeros y demás personal facultativo. Paz y Bien.

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