El callejón del gato

Insultos sin fundamento

Como las mayorías absolutas pasaron a la historia, ahora toca negociar con otros partidos para conseguir su apoyo

Q UE yo recuerde no ha habido un presidente del Gobierno que haya recibido tantos insultos como los que le dedican a Pedro Sánchez sus adversarios políticos. Pablo Casado tomó la iniciativa con una retahíla completa de los que aparecen en el diccionario. A partir de entonces dedicarle a Pedro Sánchez insultos tales como traidor, felón, filoetarra y cualquier otro de similares características, es una costumbre establecida en el combate político por los partidos de la derecha y medios de comunicación afines. Son insultos en cadena y a palo seco, sin relacionarlos con hechos concretos que den motivo a tales dedicatorias. Insultos que pueden satisfacer y alimentar el odio de sus adversarios pero que carecen de fundamento para convencer a sus seguidores. Con el latiguillo de Bildu, independentistas, que España se rompe, y cuatro insultos al presidente, se despachaban los partidos de la derecha en los debates parlamentarios. No se conocen las razones de la oposición para votar en contra de leyes tan beneficiosas como la de reforma laboral pactada con empresarios y sindicatos, la subida del 8,5% de las pensiones, o las leyes de presupuestos que han dado estabilidad a una legislatura tan complicada. Ahora es la amnistía la palabra endemoniada. Pero entre todos los agravios que le han dedicado a Pedro Sánchez hay uno que no acabo de entender. Se trata de condenarlo porque todos los pasos que da negociando con otros partidos, son por su interés en permanecer en el Gobierno. Desde que se presentó en unas elecciones primarias del PSOE, tratándose de un partido con posibilidades de presidir el Gobierno, yo siempre he pensado que ese era su objetivo. Cuando presentó la moción de censura a Mariano Rajoy, lo hizo para ganarla, y no como VOX utilizando a Ramón Tamames para semejante chirigota. Con las mismas intenciones, se presentó en las elecciones libres de 2019 encabezando la lista del PSOE, ganando de nuevo con el apoyo de una mayoría parlamentaria. Si se ha vuelto a presentar en las pasadas elecciones, está muy claro su interés por presidir el Gobierno. Como las mayorías absolutas pasaron a la historia, ahora toca negociar con otros partidos para conseguir su apoyo, y en eso está. Me van a perdonar, pero cada vez que oigo a un político o a un comentarista, reprochar a Pedro Sánchez, candidato socialista en estas elecciones para presidir el Gobierno, su interés por ganarlas y permanecer en el Gobierno, me parece una gilipollez.

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