Jactancia y topicazos

La jactancia cursa con la presunción y suele contagiar, siquiera sea por imitación, a pupilos de distinta naturaleza

La chulería, que es prima hermana de la soberbia, tal vez pudiera disculparse si los resultados acompañaran. Aunque más bien se trataría, en ese caso, de ir sobrado, que también emparenta con la cualidad de las personas chulas -por si se abusa del masculino genérico-. Los tópicos -aunque lo parezca, no es cambiar de asunto- conocido es que son utilizados para señalar expresiones que resultan triviales, por comunes, o que están manoseadas, licencia aparte, por el uso frecuente. El exseleccionador nacional, que no particular, del equipo español de fútbol parece reunir rasgos de la fanfarronería y recurre a los tópicos cuando los pacientes periodistas han de soportar peroratas y desplantes que no merecerían la presencia, ya que el respeto se otorga a quien lo merece. Si bien, no pocas veces, el respeto a una causa mayor justifica tragaderas de cortesía con quien solo queda, entonces, como aminorado interlocutor. Parejo al engreimiento son, por otra parte, los aumentativos, ya que tanto acrecientan las cualidades que se atribuyen con egolatría como subrayan la objeción con que quiere salirse al paso. En fin, que el contenido de buena parte de las preguntas formuladas en una rueda de prensa son "topicazos", dado que los periodistas no saben ir más allá de la vulgaridad de los lugares comunes y es necesario un "destopicador" juicioso que alumbre el entendimiento. A tal efecto, no importa utilizar argumentos o valoraciones casi nada compartidos porque, sencilla y palmariamente, no son reales. La jactancia, además, cursa con la presunción y suele contagiar, siquiera sea por imitación, a pupilos de distinta naturaleza. Por lo que, unida a la ficción de lo irreal, se propone convencer de lo imposible cuando, juego de palabras mediante, es imposible convencer. Y esto, aunque lo parezca también, no se dice tan solo a propósito de la coyuntura mundialista futbolera. Falta considerar, por otra parte, la desajustada reacción del histrionismo trágico, algo cercano a cierto periodismo, ya que penosas razones caben para llorar por España, más allá de la eliminación en un campeonato de fútbol. Sin que se olvide, ay, que los emperadores romanos ya dieron maquinado uso al pan y circo.

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