De puerta a puerta

Andrés Caparrós

Comunicador

Juanjo

No se fue de mi recuerdo ni del recuerdo de quienes ahora estén leyendo lo que escribo

Juan José Pérez fue mi director durante tres meses en Radio Juventud de Almería, a comienzos de 1966. Recuerdo que no le gustaba mi forma absurda de decir la publicidad, ni que decidiera dejar la emisora para venirme a Madrid. Trató, con una insistencia que me halagó, de que aceptara la nómina y el futuro seguro que me ofrecía. Todavía me dura el agradecimiento que sentí, y la pena que me dio decirlo que no. Yo tenía veintidós años; nada más. Y el reclamo inaplazable del camino que me esperaba en Madrid. Por si hubiera hecho falta una razón adicional, por allí estuvo, una tarde cualquiera, en cualquier punto del Paseo, el comentario despectivo que me soltó, sin anestesia, la hermana mayor de una niña rica a la que mi tristeza y yo le gustábamos: “es que nosotros tenemos fincas y tú no tienes dónde caerte muerto”. Aún le agradezco el favor que me hizo.

La vida ha ido pasando.

Ahora, me dicen que en Tahal, su pueblo, han puesto una placa junto a la puerta de la casa en que nació Juanjo. Y me alegro. Han tardado, pero nunca es tarde si la intención es buena. Recordarlo así, hoy, y, de hoy en adelante, es reconocer los méritos que nos demostró a todos sus compañeros de entonces, y el brillo que le dio a su pequeño pueblo la agudeza de su ingenio, su lucidez, su extraordinaria inteligencia.

Me llamaba la atención, el tiempo que se daba antes de decir lo que quería decir. Era raro en eso, porque lo que más se lleva entre la mayoría de nosotros, es empezar hablando y acabar pensando en lo que hemos dicho, o querido decir, cuando ya no hay manera de borrar lo que, por superfluo, sobraba. Me gustaba eso de Juanjo. Y me intrigaba, lo que pudo ser la causa de su refugio en aquella soledad creciente que fue convocándolo a la misma esquina de la barra del mismo bar. Qué conversaciones no tendrían sus pensamientos y él…

Se fue pronto, o, tal vez, no se fue. No se fue de mi recuerdo ni del recuerdo de quienes ahora estén leyendo lo que escribo, y disfrutaron como yo de aquella seriedad suya, tan propia de los más excelentes humoristas.

A quien haya mandado tener este detalle de homenaje a Juanjo, gracias.

Ah, de paso…, qué bien hubiera estado cambiarle el nombre a la plaza de San Fernando, y llamarla, plaza de La Radio, en recuerdo de los directores que la hicieron grande, cercana, entrañable. Directores como él, como Juan José Pérez García, natural de Tahal, Almería.

El primer director almeriense de una radio de Almería.

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