Larga vida a los ficus

Contrariamente a lo que concluye la concejala, en la sentencia hay vencedores y vencidos

Ha sido algo inesperado porque estamos demasiado acostumbrados a que en las instancias superiores no suelen atenderse las reivindicaciones de la ciudadanía de "a pie". Ejemplo lo tenemos en la reacción negativa de La Junta de Andalucía a nuestras peticiones de frenar la modificación de la ficha urbanística de la Plaza Vieja favorable a la desaparición del arbolado de su anillo. Era una respuesta de muchos ciudadanos a la actitud que denominé en otro artículo "arborifóbica" y que el Tribunal Supremo ha valorado positivamente parando definitivamente las pretensiones del ayuntamiento y del equipo que lo gobierna. Es para estar de enhorabuena. Aunque no es ese el sentimiento que predomina entre aquellos concejales que se sienten "muy decepcionados" con la sentencia. Puedo entender esa decepción porque habían puesto mucho empeño en esa remodelación que muchos no compartíamos. El Ayuntamiento, por boca de su concejala de Urbanismo e Infraestructuras, respeta la sentencia (faltaría más), pero que no "entiende" algunos de los conceptos que aparecen en la sentencia. Esa reacción sí que es de todo punto decepcionante. Si esos son los contenidos mentales de la citada concejala, pienso que está de más en ese equipo de gobierno. En primer término, si la idea de progreso que atesora consiste en hacer de la Plaza Vieja una plaza castellana, y si es extensible esa idea a todo progresista, desde este momento me declaro "no progresista". Y ¿quién, cómo y por qué puede decir alguien que esa sentencia frena el "progreso" y condena al inmovilismo? Por otra parte ¿qué patrimonio arquitectónico de los edificios de la Plaza resulta dañado porque se mantengan los árboles? Y lo más penoso es que no entienda cuál es el valor paisajístico y ambiental que la sentencia valora muy positivamente y que ella no comparte. Por último, contrariamente a lo que concluye la concejala, en esta sentencia sí que hay vencedores y sobre todo sí que hay vencidos. Ha vencido claramente la racionalidad, la valoración de unos elementos naturales, el bienestar de los ciudadanos que sí aduce el Tribunal Supremo. Y ha resultado vencida una extraña concepción de lo que es el urbanismo, extraña por cuanto no es extrapolable a una ciudad como Almería y que sí podría tener valor en otros contextos climáticos. En todo caso, abandonen de modo definitivo ese proyecto asaz caprichoso y dejen en paz, también, al Pingurucho.

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