República de las Letras

Madrid, rompeolas de todas las Españas

Madrid, ¡qué bien tu nombre suena / rompeolas de todas las Españas! / La tierra se desgarra, el cielo truena…

En noviembre de 1936, cuando una lluvia de obuses caía sobre la Gran Vía y León Felipe y Rafael Alberti le apremiaban para que accediera a huir a Valencia con el Gobierno de la República salvando así su vida y la de los suyos, Antonio Machado escribió unos versos dramáticos: "Madrid, Madrid, ¡qué bien tu nombre suena / rompeolas de todas las Españas! / La tierra se desgarra, el cielo truena, / tú sonríes con plomo en las entrañas". Los madrileños, mientras tanto, sufrían una lluvia de metralla como hoy sufren la pandemia. Los españoles, que no aprendemos las lecciones de la Historia -porque nunca se nos ha dejado conocerla si no sesgada y parcial-, asistimos ahora al espectáculo bochornoso de ciertos políticos que más preocupados por su propio futuro que por el del país se preparan para batallas electorales ignorando los estragos del coronavirus. La política debía haber entrado en stand by durante la presente pandemia, que cabalga hacia su cuarta ola después de Semana Santa. Y la derecha debería haber apoyado al Gobierno en su lucha contra ella desde primera hora. Pero no. Estos políticos mediocres continúan demostrando que sólo les importa el poder y las corrupciones que desde él se pueden cometer. Y para ello están dispuestos, incluso, a caer en el abrazo del oso del fascismo. Poco les importa la democracia. La ultraderecha va a entrar también en el Gobierno de Madrid y Madrid se va a convertir otra vez en rompeolas de todas las Españas. Lo que ocurra en Madrid va a ser definitivo para el resto del país. O va a ser su revulsivo.

Uno, que vio posible una derecha europeizada, occidentalizada, olvidada del franquismo, alejada del fascismo y entregada a la consecución del bienestar del pueblo, y que por eso aplaudió la aparición de Ciudadanos como partido liberal, moderno y democrático, uno, digo, que fue un iluso entonces, no deja de sorprenderse ahora ante las maniobras de que es capaz la derecha por mantener el poder, aunque sea de la mano de la barbarie, el odio y la irracionalidad que representa la extrema derecha. Madrid será el paso siguiente de la derecha española hacia la fascistización. Queda pensar y desear que Madrid vuelva a ser, como dice Machado, rompeolas de todas las Españas, dique de contención, barrera, freno al avance del fascismo en este pobre y desgraciado país. Que otra vez cuelgue en la Gran Vía aquel viejo eslogan: No pasarán.

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