Marta Bosquet, eres almeriense

Llevamos muchos años aguardando que esta tierra se posicione dónde debe, a través de su gente

Mientras tenía lugar esta semana la sesión constitutiva del Parlamento de Andalucía, y se escuchaban las arengas que unos diputados vertían sobre otros en el hemiciclo andaluz, los socialistas y "adelantistas"- izquierdistas frente al resto, y viceversa, podía recordarse las palabras que Cicerón regaló al resto de senadores romanos cuando pretendía desbaratar la conspiración que preparaba su compatriota Catilina: "siempre he opinado que el aborrecimiento por un acto de justicia es para el aborrecido un título de gloria". Piensen a quienes endosarlo. Pero más allá de esta anécdota, me quedo con un hecho que poco o nada se ha hablado de él. El motivo será, posiblemente, que la lectura o interpretación de lo sucedido en dicho acto iniciador de legislatura se ha realizado en clave general.

Se ha hablado de las "cortinillas" o el bautizado por Susana Diaz como "pacto de la vergüenza". El que más habla, más tiene que callar. Habría que preguntarle si realmente se refería a lo que está sucediendo ahora en Andalucía, o más bien a lo que sucedió, y acontece, con su partido a nivel estatal, su secretario general, Pedro Sánchez, y los que lo auparon a la Presidencia del Gobierno. Ahí gustaría saber, también, qué negocian entre bambalinas.

Se ha hablado de esa ignominia democrática que, en palabras de Antonio Maíllo, es que su formación no tenga representación en la Mesa del Parlamento. Tremenda incoherencia, o desfachatez, cuando él mismo rechazó esa posibilidad a Juan Marín en una especie de contubernio ferroviario días antes.

Todo eso sucedió. Pero se ha olvidado algo que es, o debería ser, trascendental para nosotros, lo particular de esa constitución parlamentaria, al menos para nuestra provincia, quién ha sido nombrada Presidenta del Parlamento de Andalucía: Marta Bosquet, diputada por Almería. Con independencia de su adscripción partidista o ideológica, lo que esperamos de la nueva Presidenta es que, siendo almeriense, y ocupando el lugar que ocupa en el nuevo organigrama político, defienda y reivindique para nuestra provincia todo lo que merecemos, como mínimo, y si puede ser más, mejor. Llevamos muchos años aguardando que esta tierra se posicione dónde debe, a través de su gente, ocupando puestos de responsabilidad y dirigiendo los designios de todos, como cualquier otro, ¿por qué no? Ya es hora. Están en deuda con nosotros, y estamos obligados a reclamarlo.

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