Ya sabemos que, en el otoño de 2021 España, al igual que otros países desarrollados, habrá alcanzado un número de personas vacunadas lo suficientemente importante para que se consiga la ansiada inmunidad de rebaño, de la que tanto hablan lo epidemiólogos. El final del túnel está en el horizonte, aunque queden muchos meses de esfuerzo, sacrificios y privaciones, y una navidades obligatoriamente austeras y anormales. Superaremos la pandemia, venceremos finalmente al temido virus, después de un número insoportable y exorbitado de víctimas en todos los países, unos sufrimientos incalculables y unas consecuencias económicas y sociales que afectarán a nuestra vida y economía durante más tiempo del que quisiéramos.

De ésta horrible año obtendremos muchas y muy variadas lecciones, una muy buenas, muchas regulares y algunas pésimas. No ha dado la política en general sus mejores ejemplos en este tiempo sombrío. Salvo muy al principio, se ha politizado y polemizado sobre el confinamiento, su duración y sus formas. Después sobre la desescalada y las carreras para ver quién desescalaba antes. Más tardes sobre las reticencias a aplicar nuevas medidas de restricción de la movilidad. Luego para ver quién era más estricto. No ha parado la política de enfrentarse por un "quítame esa medida" o "la culpa es tuya". En su conjunto, con diferencias, alguna excepción y sin que todos tengan el mismo nivel de responsabilidad en el enfrentamiento, no sale la política partidaria reforzada del embate del COVID-19.

La guinda del enfrentamiento, las polémicas en torno a la vacuna podrían ahorrársela los partidos después de tanta pólvora gastada. Y el caso es que la cosa empieza regular, con afirmaciones sobre que a unas Comunidades les quitan miles de vacunas en favor de otras o corriendo para ver quién vacuna antes y más rápido. Parece que no han aprendido nada. La buena noticia de la vacuna y la esperanza que abre no debería empañarse con infructuosos enfrentamientos políticos. Esta claro que la vacuna va a ser administrada a todos, sin discriminaciones ni privilegios, y que en el plan de vacunación lo importante es hacer las cosas bien y de manera ordenada. No cabe fomentar absurdas competiciones o hacer acusaciones infundadas que alarman a la sociedad. Ahora que ya vemos el final, los partidos deberían coincidir en que con la vacuna es mejor estar juntos y empezar a vacunar en todas Comunidades Autónomas al mismo tiempo.

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