La tapia con sifón

Ponche de melocotón

Los melocotones, no están en su plenitud, pero incluso así ya están más ricos que los que tomé el año pasado

Hasta ahora, los primeros melocotones que aparecían en Almería por estas fechas eran los de Valencia. Luego iban llegando los de Calanda y los de Guadix. Este año los primeros que he visto en la Plaza son de La Mojonera. Tengo que confesar que no tenía noticia de su existencia. Son pequeños, muy bonitos de color y con un gran aroma. Todavía les falta un puntillo de dulzor, que alcanzarán en pocos días más de maduración. Eso también les pasa a los primeros albaricoques, que empezaron a llegar hace un par de semanas. Sin embargo, las sandías y los melones almerienses que están surtiendo ya a toda Europa (y más allá) están estupendos. Las sandías están para comerse media de una sentada; me refiero a las del tamaño que ahora se lleva, no a aquellas enormes de secano, de Rambla Morales, que se ofrecían en unas enormes pilas que se montaban en el exterior de la Plaza y que daban para el postre de una familia completa con abuelos, cuñados y hasta vecinos. Los melones han sido un pelín más tardíos que las sandías pero el primer corte ha sido esta semana y ya deben estar llegando a las fruterías. Todo el invierno ha habido melones procedentes de Sudamérica, aunque con la marca de una empresa española. Están bien, pero hay que consumir nuestros productos cercanos por motivos claros: calidad, sostenibilidad, cuidado del medio ambiente…

Los melocotones, ya digo, no están aun en su plenitud, pero incluso así ya están más ricos que los que tomé el año pasado de los afamados territorios de Aragón y Granada citados arriba. Además, son estupendos compañeros del vino, especialmente del vino blanco. Mis más antiguos recuerdos al respecto se sitúan en viejos "puestos" almerienses, como El Uno y el Dos o el Puesto Redondo, donde una de las tapas estrella era un trozo de melocotón. Algo más sofisticado era el "ponche" que hacían en Benahadux, en la cueva de El Papa (en realidad lo hacía su mujer, "la mama"): mitad vino blanco manchego, mitad agua fría, un poco de azúcar y mucho melocotón cortado en trocitos. Fenomenal refresco. En lugar de vino peleón se puede usar algo mejor, como el macabeo de Cepa Bosquet, el jaén de Cristina Calvache o el "coupage" blanco de Lauricius. Como son mucho más finos y tienen menos grados que los graneles de Valdepeñas o Manzanares, conviene poner algo menos de agua que de vino y no pasarse con el azúcar. La tapa está incluida. Salud.

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