SIN RELEVO

¿Cuántos de estos esforzados agricultores subsistirán a la vuelta de diez años?

Fue a finales del pasado mes de junio. Se celebraba la reunión anual de la cooperativa de las almendras a la que pertenezco. Dando un vistazo a mi alrededor intenté calibrar la edad media de lo socios presentes. A ojo de buen cubero estaba entre los 65 y los 70 años, más cerca de los 70 que de los 65. Ante este panorama, ¿qué futuro le espera al cultivo de las almendras en nuestra zona? Porque ¿cuántos de estos esforzados agricultores subsistirán a la vuelta de 10 años? Está claro que se trata de una pregunta retórica. Cambiando impresiones con los compañeros de mesa, no hubo ninguno que dijera que sus hijos iban a seguir con las faenas del campo. El abandono ha sido masivo. El necesario relevo no llega. Se trata de una situación francamente penosa. El valor de las fincas no es bajo, al menos si nos fiamos de las valoraciones de la Junta de Andalucía. Por tanto, la mayoría tiene un patrimonio más que decente. Un patrimonio con ese valor, en otras circunstancias, sería algo apetecible. Pero la mayoría de los descendientes, por lo que sé, lo quieren a lo sumo para ponerlo a la venta y empezar en otra parte y dedicarse a otra cosa. ¿Por qué? Seguro que hay muchas razones. Los mismos padres intentan disuadirlos. La rentabilidad de estas pequeñas explotaciones es escasa, y los esfuerzos que se requieren son muchos y no hay proporción alguna. Y tampoco hay proporción entre lo que pueden los que venden y los compradores. El pequeño agricultor no cuenta en la valoración de la mercancía: todo se le impone; desde los precios a los que compra, hasta el precio al que vende. En el actual sistema económico carece de fuerza en la negociación, incluso uniéndose en cooperativas, porque también éstas están al albur de los mercados internacionales que son quienes marcan el ritmo. Dedicarse hoy día a la agricultura como la nuestra es propio solo de románticos, quizá algo tasnochados, con un fuerte apego a su tierra y a LA tierra, con un modo de vida cercano al ascetismo. Pero es como estar fuera del tiempo. Es como vivir en el pasado, cuando la economía funcionaba con otros paradigmas. Ahora, siguiendo el modelo de los Estados Unidos, solo pueden funcionar si los productores son grandes empresas con grandes latifundios que esquilmarán la tierra y se irán. Tal vez como los fondos de inversión que están empezando a intervenir en la agricultura almeriense. Solo así serán competitivos. Una pena.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios