Abote pronto que un diputado sea a la vez filósofo resulta del todo alabable: cumple con el ideal de Platón descrito en su obra "República" en la que los filósofos debían estar en el poder para así saber discernir sobre las malas y las buenas gestiones de la polis. Si además esta persona es profesor de filosofía supone un mejor rédito, ya que permanece conectado a la vida universitaria y por lo tanto cuenta con todos los recursos adecuados para documentarse y así estar lo suficientemente preparado para la tarea de discernimiento antes mencionada. Pero por otro lado, este estado de encontrarse a un lado y al otro del aula recupera la tradición de filosofía práctica española, iniciada por personas como Nicolás Salmerón, Ortega y Gasset, Araguren, incluso Séneca. Entonces la filosofía de este país aspiraba a modificar el contexto histórico a través de la acción. Bien, una vez dicho esto viene la crítica. Permítanme. ¿Que ocurriría si ese filósofo, privilegiado por las herramientas a su alcance, no aspirase a modificar la realidad y no fuese en absoluto un filósofo práctico? En primera instancia su conducta no sería la propia de un filósofo, no estaría dentro de la tradición de este país. Y por analogía se parecería más a un artesano que a un artista. Pero por otro lado se delataría a si mismo como sofista, el antagonista según Platón de un filósofo. Y sigo con la critica: hace unos días una persona con estas características ha publicado un artículo cuestionando la validez y capacidad de la filosofía no académica. A este respecto, si bien es cierto que existen seudofilosofías también lo es que están en funcionamiento programas y proyectos como Filosofía en la Calle, donde hay filósofos titulados que pretenden llevar la filosofía a la ciudadanía de forma gratuita. Sin ser el fruto de una alusión, en absoluto, me he solidarizado con la causa; y he querido dejarme llevar hacia la reflexión: si ese diputado escribe dudando de la capacidad de estos proyectos yo le preguntaría si la situación de la filosofía ha mejorado en este país desde que ocupa el escaño. Si no es así me surgen muchas más preguntas. ¿Por qué se descalifica a "lo contrario"? ¿Por qué se siente miedo de "lo contrario"? La verdad, existe un movimiento cultural internacional para sacar del aula a la filosofía. Y es lógico pensar que eso si es peligroso para la nómina y el estatus.

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