El medio y el ambiente

Vamos a ver si nos aclaramos

Los próximos años nos tocan los mismos gestores, así que parafraseando a Maki Navaja: “hemo’ nasío pa’ sufrir”

Comenzando como lo haría el humanísimo y querido Mario Moreno “Cantinflas”: vamos a ver si nos aclaramos con las cuentas, porque si no nos aclaramos con las cuentas y no sabemos las cuentas que tenemos, nunca vamos a tener claras las cuentas, ni nunca vamos a saber cuáles son nuestras cuentas. Veamos, España es un conjunto de personas que se podrían comparar con una empresa. Como diría mi amigo Sebastián, “es un poner”. Así que, es una empresa que fabrica máquinas, cultiva hortalizas, fabrica aceite de oliva, tiene empleados de mantenimiento, y así “hasta el infinito y más allá”, que el año pasado produjeron 1.346.377 millones de euros. Ese fue el PIB a precios corrientes para 2022.

Mientras en el reloj de la Puerta del Sol daban las campanadas el 31 de Dic. del 22, España debía 1.502.804 millones de euros. O sea, el año 22 “la pelota” engordó en 74.671 millones de euros, y como consecuencia, España está entre los países con más deuda en proporción con su PIB del mundo.

Cuando yo nací, el general nos abría una cartilla en la Caja Postal de Ahorros con una peseta. Al nacer teníamos una peseta. Ahora, cuando nace una criatura, ya debe más de 32.000 euros. Por lo tanto, cuando esa criatura se haga mayor, ¿va a dar las gracias por la deuda recibida, o se va a enfadar, aunque sea un poco nada más? Es decir, estas criaturas que ahora están en parvulitos ya tienen su futuro hipotecado. ¿Hay derecho a eso? Por otra parte, el Fondo de Cohesión de la UE, que se creó en 1994 y financia proyectos medioambientales y de redes transeuropeas en los Estados miembros cuya renta nacional bruta per cápita es inferior al 90 % de la media de la Unión, es un regalo envenenado. De hecho hay gobiernos que no quieren que la UE les de dinero por este concepto, ya que eso significa sacar a la luz pública, que su nación pertenece al “club de los pobres”. Según he oído, España se está pensando aceptar entrar en el club de los países que continuarán recibiendo esos fondos hasta el 2026, porque recibirlos implica reconocer que no levantamos cabeza, y todavía estamos por debajo del 90% de la renta media de nuestros paisanos europeos, a pesar de todos esos next generation y similares de estos años pasados, que nos iban a poner a la cabeza de la UE.

En resumen, hasta el 27 más dinero “de gratis” de Bruselas, porque “digan lo que digan los demás”, que cantaba Raphael, no estamos a la cabeza de Europa en lo bueno.

Y, ¡oh sorpresa!, los próximos años nos tocan los mismos gestores, así que parafraseando a Maki Navaja: “hemo’ nasío pa’ sufrir”.

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