Ante la guerra, todo pierde el sentido. Si no hay existencia, si no se garantiza la vida humana, de nada sirve pensar en el futuro, tener estudios, saber mucha física o historia, pierde el sentido incluso que exista la propia escuela, si no es para trabajar en favor de la paz. Si queremos enseñar a nuestro alumnado a que no se puede mirar hacia otro lado cuando hay injusticias, si hablamos de los cobardes que agreden y de que quienes saben defenderse sin herir son unos valientes, si defendemos el valor de la palabra sobre el puñetazo, el valor del conocimiento sobre la sinrazón, el consenso por encima de aplastar por la fuerza, el cuidado mutuo por encima de la individualidad, si hacemos palomitas de papel el 30 de enero y tenemos proyectos «espacio de paz»… no podemos permanecer impasibles ante tanto dolor.

Quizá alguien, en algún momento de las vidas de nuestros jóvenes, debería hablar de que quien mata a un inocente se convierte automáticamente en un asesino… pero quien responde matando a otro inocente, está exactamente a la misma altura. Si se responde matando el doble de inocentes, se es el doble de asesino. Además, hay muchas formas de matar inocentes, no solo degollando, disparando o lanzando misiles. Estudiar la historia de Israel, el pueblo judío y cómo Palestina empezó a ocuparse a principios del siglo XX, cómo se vive (o sobrevive) en la franja de Gaza, uno de los lugares con más densidad de población del planeta. Habría que poner encima de la mesa si es lícito que alguien venga a tu casa, te arrincone, te deje en una sola habitación, no te deje salir de ahí, controle si tienes luz y agua, y encima ni siquiera tengas derecho a decir que es tu casa. En definitiva, plantear por qué las cosas son cómo son y analizar que son así sobre todo por intereses financieros, por contar con el apoyo de la mayor súper potencia del mundo. En el tablero de ajedrez de la historia no existen el juego limpio, la igualdad de oportunidades o la legitimidad.

¿Nos imaginamos lo que supondría que todas las escuelas del mundo, desde el próximo lunes y por tiempo indefinido se pusieran a estudiar, trabajar, aprender, dialogar, construir, movilizarse con las familias… en favor de la paz? En nosotros está denunciar el sucio ajedrez de la guerra o seguir impartiendo contenidos que en este momento no tienen ningún sentido, porque nada lo tiene ante la guerra. Paremos esto. Ya.

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